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INDUSTRIA Francia

El modelo francés atraviesa turbulencias

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- Animados cuando menos fueron los debates sobre la posibilidad de descongelar la cronología de medios y sobre la participación de los nuevos intervinientes en la financiación del cine

El modelo francés atraviesa turbulencias
Una imagen del debate (© Julien Attard / L'ARP)

"Periodo un tanto crítico", "momento clave", "transformación muy profunda", "desestabilización", "catástrofe": palabras impactantes, profecías, tímidos avances y pasos de esgrima entre los diferentes intervinientes que animaron el debate sobre el cine, su difusión y la posibilidad de un nuevo "e-deal" que tuvo lugar en Dijon en el marco de los 26º Rencontres Cinématographiques, organizados por la asociación de directores, productores y guionistas francesa ARP.

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Todos los profesionales se mostraron de acuerdo en torno al hecho de que los hábitos de consumo de cine evolucionan a una velocidad tal que los difusores tradicionales deben adaptarse y crear valor, si no quieren verse relegados, simple y llanamente, al olvido. Sin embargo, son ellos los que financian actualmente en mayor medida el cine francés y europeo y el actual desplazamiento del poder de las televisiones hacia los distribuidores de contenidos (proveedores de acceso a Internet, etc.) no tiene por qué ser compatible en principio con el sofisticado modelo de financiación del cine en Francia ni con su cronología de medios, que reparte las ventanas de exclusividad por cada vector de explotación (primero, el cine; después, el DVD y el streaming; más tarde, la televisión de pago, la televisión gratuita coproductora, etc., y luego, 36 meses después del estreno en salas, para desgracia de Netflix y demás competidores, los servicios de vídeo a la carta bajo suscripción, o SVOD).

Del debate en Dijon emergieron dos adelantos oficiales. Por un lado, Michel Combes, presidente director general del gigante de las telecomunicaciones SFR, que no esconde su apetito por los contenidos audiovisuales, ha anunciado que estaba dispuesto a negociar con organizaciones profesionales su entrada en la financiación del cine francés, sin ocultar tampoco que le gustaría evolucionar hacia una ventana de SVOD: "mi contribución debería permitirme flexibilidad en el vector de la difusión".

Por otro lado, Maxime Saada, director general del grupo Canal+, que atraviesa un periodo complicado (descenso del número de abonados e imagen mediática delicada) aun tratándose de un pilar en la financiación del cine en Francia, ha reiterado sus propuestas de reforma de la cronología de medios: adelanto de su ventana a seis meses del estreno en lugar de los nueve actuales y desbloqueo de la misma ventana para el vídeo bajo demanda, puesto que, en el sistema actual, las películas ya no están disponibles durante el periodo de exclusividad Canal para el vídeo bajo demanda).

Los primeros interesados que se mostraron favorables a esta evolución fueron los productores franceses presentes en Dijon. Xavier Rigault (de 2.4.7 Films y copresidente de la UPC) resumió su sentir: "se trata de un periodo un tanto crítico. La arquitectura del sistema francés ha funcionado durante años pero pierde el aliento a pesar de las apariencias y los buenos resultados de la taquilla. Hay un empobrecimiento ligado a las dificultades de las televisiones. Estos actores tradicionales sufren pero dan lo máximo. En cuanto a los nuevos, tienen muchos medios, hacen sobre todo promesas y, hasta ahora, los proveedores de acceso a Internet han demostrado su talento a la hora de exponer lo gratuito. Lo que funda nuestro sistema es la prefinanciación y no podemos crear valor para la obra en función de la demanda. Ahí es donde chirría el asunto con la nueva economía, encaminada a la satisfacción del cliente. Nosotros no queremos ir hacia lo que espera el cliente sino sorprenderlo y los algoritmos no valen para eso (...). Nuestro sistema se basa en el interés general, que es lo que funda la cronología de medios. Si los operadores de Internet quieren participar en el baile, habrá que respetar determinadas obligaciones porque es necesario transferir valor a la red". 

Queda saber ahora a qué ritmo avanzarán las diferentes negociaciones y si los intereses categoriales de cada fragmento de la cadena del cine francés aceptarán los compromisos necesarios. Todos se muestran de acuerdo con reclamar a los poderes públicos medidas coercitivas para luchar contra la piratería pero las tensiones actuales del mercado hacen que cada uno tienda a refugiarse en las ventajas adquiridas a partir de un sistema de difusión y financiación tan bien estructurado que es muy delicado hacerlo evolucionar al unísono. Habrá que razonar a corto plazo porque la ola de la nueva economía avanza a gran velocidad y su poderío financiero atravesará la menor brecha, aunque parece claro que el "consumidor", el espectador galo, sigue siendo muy distinto de su homólogo norteamericano. Sobre esa diferencia convendría basarse urgentemente para reformar con profundidad más que temporizar y pelearse a riesgo de que este mismo público se convierta, fruto del bombardeo propagandístico mundial hacia la uniformización.

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(Traducción del francés)

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