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PELÍCULAS Israel

Sand Storm: pulso a las mujeres sin armas

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- La dicotomía entre tradición y modernidad es llevada al límite en el último drama familiar de Elite Zexer que representará a Israel para competir por el Óscar

Sand Storm: pulso a las mujeres sin armas

Parecía difícil que el ya tan estirado tópico del convencionalismo cultural pudiera dar más de sí, pero Sand Storm [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
consigue refrescar el retrato de los matrimonios de conveniencia en el cine adentrándose en el costumbrismo de una aldea beduina al sur de Israel. La película fue escrita y dirigida por la judeo-israelí Elite Zexer. Tras dirigir otros largometrajes como Take Note (2008) o Tasmin (2010), Zexer trae este melodrama que fue proyectado en la Berlinale, y que se ha hecho con el Gran Premio del Jurado en la sección World Cinema Dramatic de Sundance y con el Premio a la Mejor Película en los Ophir israelíes, por lo que representará a Israel en la categoría de Mejor Película de Lengua Extranjera en los próximos Óscar.

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Esta frustrante y enervadora historia se desarrolla en el árido desierto del Néguev, donde Layla (Lamis Ammar), la protagonista, es una joven estudiante universitaria que vive con su madre Jalila (Ruba Blal-Asfour) y con sus hermanas pequeñas en una aldea beduina. El padre, Suliman (Haitham Omari), llega a la casa con una segunda esposa, y toda la tribu celebra el matrimonio con el recelo de Jalila. Mientras, Layla mantiene una relación con un compañero de universidad de otra tribu. Esto provoca el rechazo de la madre y del padre, quien concierta inmediatamente una boda con Munir, que según la madre es uno de los peores hombres de toda la tribu. Jalila obliga a Suliman a volver a casa solo cuando traiga un marido decente para su hija, lo que le cuesta ser expulsada de la casa. Layla reniega de asumir el papel maternal que deja su madre, pero se ve finalmente en la encrucijada de decidir si lo abandona todo por amor o si acepta casarse con Munir para hacer que vuelva el orden a su familia y acabar con su sufrimiento.

La aldea destaca por sus construcciones endebles y sus escasas infraestructuras, entre las que no se incluyen ni máquinas para lavar funcionales ni una buena cocina, pero el panorama más desolador que prevalece es el de la tradición arrasando la voluntad de Layla y del resto de mujeres del poblado. Mientras Jalila asume desde el principio el rol que le ha tocado de madre y esposa devota y sumisa al servicio de su marido y de la tradición, Layla intenta explorar una vía diferente con sus estudios universitarios y con el chico de otra tribu. El choque entre ambas es inminente y destapa la infelicidad de la madre, quien no puede soportar ver las decisiones que está tomando su hija. 

El carácter y la crudeza de los personajes se perfilan con un guión original y conciso. La fotografía, obra de Shai Paleg, se caracteriza por el contraste entre el retrato de aldeas de chabolas a campo abierto cubiertas por un cielo encapotado, y de paisajes nocturnos o interiores oscuros y precarios. Sand Storm consigue erigir una íntima y personal disyuntiva dramática aderezada con los elementos más tradicionales de la comunidad beduina, como las bodas y sus festejos con bailes y fuegos artificiales, o la gastronomía típica de la región elaborada con los métodos más primarios.

La israelí 2-Team Productions ha producido la película, que cuenta con la alemana Beta Cinema como agente de ventas.

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