01/03/2017 - El director de La ventana de enfrente y Tengo algo que deciros presenta esta semana en los cines italianos un viaje íntimo a las propias raíces, con un toque de thriller

El Bósforo, las casas teñidas de rojo, el canto del muecín, y también los rascacielos, las luces de la noche, el ruido de los taladros que excavan sin descanso para construir una metrópolis moderna. Se ve y sobre todo se escucha Estambul en la nueva película (la undécima) de Ferzan Ozpetek. Hacía casi 20 años que el director turco-italiano no rodaba nada en su tierra natal, concretamente desde Hamam: el baño turco y El último harem. Con Rosso Istanbul [+lee también:
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ficha de la película], nos anima a hacer un viaje íntimo a las propias raíces, una inmersión en los recuerdos de juventud que reviven en la mirada triste y desarraigada de Orhan, el protagonista de la historia, alter ego de Ozpetek, en una cinta que respecto del libro autobiográfico homónimo en que se inspira (publicado en 2013) se enriquece con personajes, misterios y giros argumentales que acaban convirtiéndolo casi en un thriller. 

La película, rodada en lengua turca con un reparto de actores turcos muy conocidos en patria, presenta a Orhan (Halit Ergenc), un editor afincado en Londres que regresa a Estambul al cabo de veinte años fuera para ayudar a Deniz (Nejat Isler), director de cine, para terminar la redacción de su primer libro. Tras una primera parte en la que Orhan acompaña a Deniz en su vida cotidiana, conoce su casa tradicional a orillas del Bósforo, a su familia (la madre, el hermano, las tías), sus colaboradores y amigos (todos personajes de su libro, en particular la bella Neval, encarnada por Tuba Buyukustun), y tras una noche muy alcohólica con motivo de una fiesta de escritores en un suntuoso apartamento en la cima de un rascacielos que domina la ciudad, la película cambia. Deniz desaparece misteriosamente y Orhan debe quedarse en Estambul más de lo que había previsto inicialmente: el viaje de trabajo se transforma así en una ocasión para rendir cuentas con el propio pasado y sus fantasmas.

Sofiscitada, melancólica, enigmática, Rosso Istanbul pertenece a ese grupo de películas menos inmediatas y “populares” del director, que no daba que hablar desde que hace tres años nos trajera Allacciate le cinture [+lee también:
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entrevista: Ferzan Ozpetek
ficha de la película], un melodrama intenso, más universal y accesible. Se trata, pues, de una obra muy personal: “Pasaron muchas cosas en mi vida que me regresaron a la infancia y al pasado”, admite Ozpetek, que vive desde hace 41 años fuera de Turquía, “pero no es simplemente un ejercicio nostálgico. Quería intentar dar cuenta de las atmósferas de Estambul, una ciudad sorpresa que cambia rápidamente, y recuperar personas y humores que tal vez no podamos ver el día de mañana”. Aunque la propuesta deje insatisfacción (¿qué pasa entonces con Deniz?) y tal vez engaño (véase la suerte del amante de Deniz, Jusuf, interpretado por Mehmet Gunsur), permanecen en la mente las imágenes y los sonidos de una metrópolis contradictoria y doliente, moderna y retro, fascinante e inquieta, cuyos habitantes se reflejan en su mar, lo desafían y se sumergen en el para renovar sus corazones.

Rosso Istanbul es una coproducción italo-turca entre R&C Produzioni (Tilde Corsi y Gianni Romoli), Faros Film y Rai Cinema con BKM-Imaj. 01 distribuye 200 copias de ella en Italia el 2 de marzo, un día antes de su estreno en Turquía. 

(Traducción del italiano)