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CINÉMA DU RÉEL 2017

Retour à Forbach: “Aquí, la vergüenza es como una segunda piel”

por 

- Tras 30 años de ausencia, Régis Sauder vuelve a la ciudad de su infancia, donde el Frente Nacional está en pleno auge. Un film intimista sobre la historia

Retour à Forbach: “Aquí, la vergüenza es como una segunda piel”

“Es una antigua ciudad minera de Mosela Este, situada en la cuenca hullera de Lorena, en la frontera germánica”. Así comienza Retour à Forbach [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, el nuevo documental de Régis Sauder (conocido por Nous, princesses de Clèves, estrenado en 2011), que ha sido presentado en estreno mundial en la competición francesa del 39º festival Cinéma du Réel y que será distribuido en los cines galos el 19 de abril por su productora, Docks 66. Un viaje a un tiempo íntimo, histórico, geográfico, social y político al que nos invita el cineasta, quien, en vista del auge electoral de la extrema derecha, decidió volver a su ciudad natal —de la que “huyó” hace 30 años— para filmar. Porque, “en Forbach, no se cuentan las cosas, dejamos que la memoria se borre... olvidar antes que pensar”.

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Partiendo del chalé familiar de su juventud, que sus padres venderán al final de la película, después de haber vivido en él durante 46 años, y de varios encuentros con sus antiguos compañeros del colegio y con otras figuras locales (como la propietaria de un café), el realizador teje el retrato de una ciudad hoy devastada por la crisis económica —abundan las tiendas cerradas, el trabajo escasea— y donde el lazo social de la pobreza multicultural se ha disuelto para dejar paso al comunitarismo étnico y al miedo, es decir, al racismo, que se desenvuelve secretamente en las cabinas de votación.

Remontando el tiempo a través de los recuerdos y los testimonios de unos y otros, desde la Segunda Guerra Mundial (cuando la rue Nationale, rebautizada como Adolf Hitler Strasse, estaba adornada con esvásticas) hasta los Treinta Gloriosos, con las olas de inmigración (polaca, italiana, argelina, marroquí) que proveerán la mano de obra para explotar el “oro negro” (carbón), Sauder diagnostica la transición psicológica provocada por una desindustrialización brutal (“cuando los yacimientos entraron en decadencia, el mal comenzó a instalarse en el corazón de la gente con mayor desenvoltura, ya no había trabajo para todos, y fue en ese momento cuando la gente empezó a darse cuenta de que había muchos inmigrantes... ”). El sentimiento de abandono por las autoridades públicas desquició a muchas personas, mientras que, en otros tiempos, la pobreza y el multiculturalismo de la vida urbana eran experimentados sin ningún problema (“antes, éramos una sola y misma comunidad. Todos éramos iguales, no teníamos nada, pero éramos muy felices”). Un contraste que dota a Retour à Forbach (a pesar de los esfuerzos conclusivos del cineasta por dar un poco de esperanza y poner en valor la buena voluntad) de un perfume paradójicamente nostálgico, de afecto por una ciudad cuya realidad empuja a la fuga, de apego a recuerdos dolorosos —la vergüenza social, la pobreza extrema—.

Puesta en escena (con imágenes del propio realizador) y montada con un gran talento y una gran variedad, Retour à Forbach se desvela como una cinta eminentemente personal y encomiable, un cuadro impresionista, sin pretensiones y de una gran altura humana, que se acerca a la historia y a la sociología de manera oblicua, a fin de constatar el estado de cosas y homenajear a su manera (implacable) una ciudad y los recuerdos de un hombre.

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(Traducción del francés)

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