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CANNES 2017 Quincena de los Realizadores

Frost: viaje al final de la guerra

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- CANNES 2017: Sharunas Bartas regresa a la Quincena con una odisea por el este de Europa repleta de diálogos hasta el corazón de la interminable guerra entre Rusia y Ucrania

Frost: viaje al final de la guerra
Mantas Janciauskas y Lyja Maknaviciute en Frost

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entrevista: Sharunas Bartas
ficha de la película
]
, obra que marca el regreso del lituano Sharunas Bartas a la Quincena de los Realizadores del festival de Cannes, seguimos etapa por etapa el recorrido al volante de un convoy humanitario de un joven, Rokas (Mantas Janciauskas), y su tierna amiga, Inga (Lyja Maknaviciute), de Vilnius a Polonia y después a Kiev y los paisajes gélidos del Donbass, hasta el corazón de una guerra sin fin entre Rusia y Ucrania que el resto de Europa ya ha empezado a olvidar, toda vez que las llamas de la revolución se apagaron en Maidan. Por el camino, mientras llegamos a preguntarnos por las razones por las que estos dos personajes aceptaron una misión tan peligrosa y tan cerca del conflicto (desde la inconsciencia hasta la curiosidad, pasando por impulsos mucho más sentimentales), Rokas y Inga entablan una serie de diálogos primero amistosos, luego cada vez más enfrentados a medida que abandonamos la comodidad de la prudente distancia y nos vamos cargando de implicaciones más fundamentales y urgentes. Su primer encuentro es con un camarada polaco (Andrzej Chyra), al que sigue una asamblea mixta de voluntarios de todos los rincones de Europa reunidos en un hotel de Kiev (en el grupo aparece Vanessa Paradis) y luego una recepción de los soldados, a cada uno de los cuales vemos en sus puestos de control, pautando su periplo hasta su trágico destino.

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Las premisas de rabiosa actualidad, la riqueza de su guion y la historia que acarrean los lugares que visitamos plantean numerosas pistas de reflexión sobre la naturaleza del conflicto, el compromiso, la nación, las intenciones de las diferentes intervenciones extranjeras y sus métodos empleados (a caballo entre la palabrería y la acción ciega) y la mera posibilidad, en semejante complejidad de mosaico, de hallar una verdadera respuesta y de poner fin a esta guerra tan próxima a nosotros que atropella todo en su espiral de muerte.

Podemos ver Frost, por tanto, como un análisis sagaz del conflicto de Ucrania vertebrado en torno a una tipología de actitudes frente a él. Y podemos situarlo, a la luz de los diálogos y monólogos que conforman la espina dorsal del film, del lado de la parábola, tanto colectiva como individual. Algunos se divertirán reconociendo, en este nuevo periplo a través de otra "tierra baldía", la paleta del cineasta, sus motivos predilectos y las nuevas inflexiones que discernimos en este relato contemporáneo lleno de todo menos de optimismo. Por último, habida cuenta de que Frost se articula también en torno a la formulación progresiva de sentimientos amorosos tan complejos como el resto de situaciones de la película, cabe ver la cinta como una atenta lectura de las dinámicas humanas.

El cineasta lituano, conocido por su carácter reservado, nos propone aquí una obra de una impresionante proceridad, tan actual como universal, tan psicológica como filosófica, que adquiere unos tintes tanto más oscuros cuanto más nos sumergimos en los paisajes cegadores de blancura que constituyen el escenario nevado del conflicto.

Frost es una producción de la lituana Studija Kinema, las francesas KinoElektron, KNMReborn Production, las ucranianas Insightmedia Producing CenterTato Film y la polaca Donten & Lacroix Films. Su agente de ventas internacionales es Luxbox.

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(Traducción del francés)

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