email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

BLACK NIGHTS 2017 Competición Óperas Primas

Driver: contando historias para no dormir

por 

- La competición de óperas primas del festival Black Nights de Tallin arrancó con el estreno mundial del primer largometraje de ficción del israelí Yehonatan Indursky

Driver: contando historias para no dormir
Manuel Elkaslassy y Moshe Folkenflick en Driver

La prestigiosa competición de óperas primas del festival de cine Black Nights de Tallin arrancó este jueves 23 de noviembre con la primera proyección pública de Driver [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, primer largometraje de ficción de Yehonatan Indursky. El cineasta israelí se graduó en cine y televisión con un corto homónimo presentado en el festival de Jerusalem de 2011, que lo coronó como mejor director en 2015 con otro corto titulado The Cantor and The Sea, después de realizar el documental Ponevez Time (2012) y de ganar multitud de premios con la serie Shtisel (2015). Para su debut en el largometraje se ha inspirado, como ya hizo en trabajos anteriores, en un entorno que conoce de primera mano.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

La trama de Driver, en efecto, transcurre en Bnei Brak, ciudad donde estudió de pequeño y centro importantísimo del judaísmo. El “chófer” a que hace referencia el título es Nahman Ruzumni (Moshe Folkenflick), un padre de familia que vive de conducir de noche a pedigüeños hasta las casas de los miembros más adinerados de la comunidad para aflojarles la piedad y los bolsillos con sus historias. El arranque de la cinta es poderoso: Ruzumni enseña a uno de sus clientes (puesto que le va su comisión de las ganancias en ello) cómo debe jugar sus cartas de mendigo y explotar su triste historia. El director, sin embargo, modera acto seguido sus promesas. Por un lado, la mise en abyme inicial (el actor que interpreta a un personaje que cuenta una historia imaginaria en la que un personaje…) nos sumerge con sutileza hasta un repentino fondo, que no es otro que esa historia última que Ruzumni no puede contar. Por otro lado, la religión, indisoluble de la vida social, se vuelve más soporte de la historia de encuentros y desencuentros entre el propio Ruzumni y su hija (Manuel Elkaslassy) que objeto de crítica: las escenas de póker en el bar o la de la shivá, en este sentido, añaden humor y ligereza pero sirven, ante todo, de apoyo al argumento principal.

La puesta en escena pretende ser lo más realista posible, lo que no implica que sea áspera; para ello, se apoya sobre todo en una fotografía que es austera sin ser por ello oscura y en una cámara que se acerca mucho a los personajes y deja caer en sus rostros y en sus hombros todo el peso emotivo de la cinta. Indursky, autor asimismo del guion, evita todo sobresalto y se vale de algunas intuiciones sutiles (el acordeón, las bebidas) y de otras más obvias (la noria, los caprichos meteorológicos) para llevarnos sin prisa pero sin pausa hasta un desenlace relativamente previsible para el que bien valdría aquello que decía Borges que decía su padre: “son los hijos quienes educan a los padres, no al revés”.

Driver es una coproducción entre Israel (Pie Films y United King Films) y Francia (Haut et Court). Su agente de ventas es Beta Cinema.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy