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RÓTERDAM 2018 Bright Future

Crítica: La estrella errante

por 

- Con su segunda película, el gallego Alberto Gracia transita lugares fantasmagóricos habitados por seres adictos a los estímulos audiovisuales

Crítica: La estrella errante

Tras aquel artilugio cinematográfico de difícil catalogación titulado O quinto evanxeo de Gaspar Hauser [+lee también:
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(Premio FIPRESCI en Rotérdam 2013), Alberto Gracia vuelve a descolocar con su segundo largometraje, La estrella errante [+lee también:
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, cuya presentación mundial tiene lugar estos días en el mismo Festival de Róterdam: aunque en este caso su hilo argumental tenga una estructura más reconocible, lo extraño, lo simbólico e incluso lo enigmático campan libremente a lo largo de algo más de una hora de su metraje.

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Un grupo musical de los años ochenta, Los fiambres, sirve de armazón a una película que lanza preguntas al espectador y deja que las múltiples respuestas se construyan a partir de un devenir de planos, personajes y, sobre todo, sonidos: la banda sonora, obra de Jonay Armas (Europa [+lee también:
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), atrapa la atención del espectador aún más que lo que aparece en pantalla.

A partir de un miembro de aquella formación, Rober Perdut, y de una desconcertante entrevista que concedió en el pasado a una televisión local hace décadas, Gracia sigue sus pasos actuales, su encuentro con el fotógrafo Nacho Alonso y su deambular en busca de heroína. Pero ésta no es la única droga que aparece en un film deudor del Arrebato de Iván Zulueta, dedicado a George A. Romero y hermano del más endiablado David Lynch: el consumo de imágenes es la gran droga, a la que todos estamos enganchados y que condiciona nuestra vida, personalidad y recuerdos; tanto que nos ha zombificado

De hecho, una de las canciones de Los fiambres grita “Viviremos para siempre, muertos de por vida”, mientras que otra no disimula que “La nostalgia me da igual” y un kiosco restaurante que visitan los protagonistas se llama elocuentemente “Las almas perdidas”: si alguien mitificó durante las últimas décadas del siglo pasado a ciudades industriales punteras entonces como Vigo, Gijón y Ferrol, hoy éstas son fantasmales y tristes ruinas de un ayer efervescente, solvente y presumido que no volverá. Como consuelo, mientras, cual inmaduros atolondrados por los opiáceos digitales, buscamos el amor protector materno en todas partes, podemos seguir devorando imágenes sin freno en cualquier pantalla, como ese adicto que busca esa dosis que, jamás, logrará saciarle completamente. 

La estrella errante, con guion, producción y montaje de Alberto Gracia, y dirección de fotografía de Mauro Herce (Dead Slow Ahead [+lee también:
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),es una producción –rodada en seis días por un equipo de cuatro personas- de El Horlá, Zeitun Films y El Viaje Films, con subvención de AGADIC y Ayuntamiento de Ferrol. Ha contado con la colaboración de Hangar.org, del Álamo Estudio, 4ojos Estudio, Morelli Producciones, Agrupación Cinematográfica Galega y Vigo Film Commission.

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