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DIAGONALE 2018

Crítica: Gatekeeper

por 

- En su segundo largo, Lawrence Tooley renuncia al comentario político y a volver sobre los problemas habituales de la inmigración para centrarse en el tráfico de personas dentro de Europa

Crítica: Gatekeeper
Loretta Pflaum en Gatekeeper

Gatekeeper [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
se proyecta estos días en el festival Diagonale de Austria. El segundo largometraje del director nacido en Texas y afincado en Viena Lawrence Tooley brinda una nueva forma de abordar el tráfico de seres humanos a través de las fronteras europeas. Por una parte, Gatekeeper presenta una infracción de los derechos humanos menos conocida, a saber, los beneficios obtenidos de la mano de obra barata “importada” de los miembros de la Unión Europea más pobres. La cinta no tiene intención de proferir comentario político alguno ni deseo de erigirse en otra muestra de los problemas de la inmigración sino que trata de abordar los desequilibrios de poder condicionados por la trayectoria y el estatus social de cada individuo. La historia, basada en un guion escrito por Tooley y por su protagonista, Loretta Pflaum, se apoya ligeramente en información de la OECD y centra su narrativa en torno a una historia de amor condenada al fracaso, a través de la cual perforamos en los mecanismos de la naturaleza humana sin romper la magia con explicaciones de más.

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Elly (Pflaum) lleva una doble vida: durante el día, trabaja concienzudamente en la próspera galería de arte de Viena de la que es propietaria; de noche, se disfraza para conducir de aquí para allá en misiones misteriosas. En una de sus excursiones nocturnas, atropella accidentalmente a un ciclista, cuyo miedo a las autoridades obligará a Elly a tomar una decisión drástica. Elly lo invitará a quedarse en su piso, tan moderno como enorme, hasta que se recupere. Aunque parece recobrar la salud, el hombre, cuyo nombre (Alec) y nacionalidad (rumana) son virtualmente los únicos datos que da a Elly, parece todavía paralizado por la angustia. La moderna arquitectura de interiores de su nueva morada, con sus gigantes ventanales que dan a los opulentos edificios de la ciudad, se convierte en parte central de la anatomía de la psique, puesto que revela los deseos, la rabia y los códigos de conducta más profundos de los protagonistas. El amor entre ambos brota y las reacciones del entorno más sofisticado no tardarán en aparecer. Los conflictos entre Alec y el ex marido de Elly (Jeremy Xido) y su hermana (Antje Hochholdinger) estaban cantados.

La decisión de usar a dos actores para interpretar a Alec (Anghel DamianGeorge Pistereanu) podría resultar confusa al principio pero, a medida que avanza la película, empieza a tomar sentido. El título Gatekeeper es una referencia clara a la parábola Ante la Ley que Franz Kafka incluyó en El proceso, narrada en el último capítulo de la película por un refugiado afgano que aparece en un trabajo de video arte de Mark.

Exquisita resulta la banda sonora de la cinta, integrada por composiciones raras o desconocidas que van del rock progresivo de Egg y su versión de la Fuga en D menor de Bach hasta el “schnitzelbeat” de Chica Chica Bum de Gerhard Wilfried (1958). Hyperspectres for cellos del compositor vanguardista rumano Iancu Dumitrescu rodea la secuencia de pesadilla de Alec como una bufanda en torno al cuello de un moribundo, mientras que algunos extractos de Capricci 1,2 & 5, de Salvatore Sciarrino, y algunos sonidos microtonales de Capra, Manfred Stahnke, lo persiguen por si camino largo y lento hacia la recuperación mental.

El guion, la dirección, el montaje y hasta parte de la producción de Gatekeeper, rodada enteramente en Viena, estuvieron gestionados por Tooley. La cinta es una producción de AskimAskim Film Berlín, asimismo propietaria de sus derechos internacionales, y de la vienesa Martin Maier Media.

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(Traducción del inglés)

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