14/02/2005

"Esta película es el ejemplo concreto como tres modalidades diferentes de ser y de pensar puedan cohabitar en un único proyecto en un modo que la política no consigue hacer, esperamos que lo adopten incluso en la ONU". Ermanno Olmi explica así Tickets, la película realizada en complicidad con Ken Loach y Abbas Kiarostami que se estrenará el 11 de marzo en Italia.

Berlín quiso fuera del concurso, este largo viaje a través de las vías de una Europa globalizada pero aún marcada por muchas diferencias: sociales, étnicas, económicas. Está el viejo farmacólogo, Carlo delle Piane, fascinado por la joven señora que lo acompaña a la estación al final de un breve viaje de trabajo; la despótica viuda de un general lista a maltratar de todas las maneras posibles al muchacho en servicio civil que la escolta a una conmemoración por el marido; los tres hinchas del Celtics a los cuales un niño les retira el billete pero no sin una justificación: una familia de albanés en condiciones precarias es el hilo conductor.

"Se parte de un vagón restaurante dónde aún es posible soñar - explica Olmi - pero dónde se multiplican los males presagios para llegar por fin a la cruda realidad de la segunda o incluso de la tercera clase". La intolerancia, el prejuicio, la defensa ciega del privilegio prevalecen. "Pero hay un sano instinto que empuja a la solidaridad afirma Loach, que ahora prepara una película sobre la rebelión irlandesa de los años '20 - si se consigue superar la pereza mental y la mentira política que han confundido nuestra percepción".

Incluso en la diferencia de estilo y de sensibilidad, los tres maestros no trabajaron separadamente, como sucedió en Eros, al contrario se intercambiaron a los protagonistas, las ideas e incluso las tomas. Escribieron juntos y se cruzaron en el set al menos una vez. "Nos une el interés en el hombre como persona, más allá de las diferencias culturales", aclara Olmos. Mientras que Kiarostami revindica la posibilidad de observar las cosas sin juzgarlas, encontrando verdad y mentira en todas partes. A él, iraní, le toca el episodio que parece más cercano de la comedia italiana, con situaciones divertidas y ambiguas. "Son vestigios del cine italiano visto de joven en Teherán, me acuerdo, por ejemplo, de una película con Totò que me afectó mucho. Del resto creo que persas e italianos tengamos muchas cosas en común".

Loach, que ha hecho referencia a algunas atmósferas adolescentes de Sweet Sixteen [+lee también:
tráiler
ficha de la película] empleando incluso a los protagonistas, bromea sobre la honestidad moral de los hinchas, mientras que Olmi se lanza en reflexiones más profundas sobre el sentido de la película. "La riqueza fue durante años nuestro objetivo principal, quizá el único, pero la riqueza sin justicia social nos vuelve malos y diferentes. He visto el documental americano titulado The Corporation y me hizo estremecer. Creo que hoy se comienza a dudar, a poner en tela de juicio las cosas, algunos prueban un malestar pero aún sufren sin reaccionar: estamos en una fase de traspaso y el cine puede mucho para hacernos sentir protagonistas hasta en la cotidianidad". Por esto el cineasta lombardo quiso representar un entero vagón indiferente al llanto de un niño que se quedó sin leche. "Solamente el viejo profesor reacciona, porque en aquella noche de contratiempos ha vuelto a probar un sentimiento de amor que le abrió los ojos también a los sufrimientos de una familia en dificultad".

En el cast, además de Carlo delle Piane y Valeria Bruni Tedeschi, está Silvana de Santis, convincente en un papel que habría podido ser de Laura Betti, y el joven Filippo Trojano, que conoció a Kiarostami en un seminario a Turín y seguirá colaborando con él realizando los Seis personajes de Pirandello en Irán.