12/05/2005

Viaje hacia África esta tarde con la proyección en el programa de la sección Un Certain Regard de Delwende del realizador de Burkina, Pierre S. Yameogo, una coproducción franco-suiza que representa una de las raras ventanas abiertas sobre el cine del Sur este año en el Festival de Cannes. Completamente privada a nivel financiero, la producción africana vive, en efecto, aún en una cruel dependencia respecto a los apoyos europeos, como lo demuestra Delwende que debe su existencia a la sociedad hexagonal Dunia Productions, a los suizos de Thelma Film (Pierre Alain Meier) y a una dotación del Fondo Francófono de Producción Audiovisual del Sur, sin olvidar un apoyo de la ciudad italiana de Turín. Subsidios bienvenidos para un cineasta con experiencia que está a su 6° largometraje (el primero en 1987) y que ya obtuvo numerosos premios en festivales del mundo entero, un recorrido éxitoso que debería seguir Delwende, que coloca con agudeza la situación paradójica de una África contemporánea bloqueada a medio camino entre tradiciones y modernidad.

Para tratar las consecuencias devastadoras de la superstición, el control de los hombres sobre el poder en detrimento de las mujeres y el poder abusivo de la comunidad sobre los destinos individuales, Pedro S. Yameogo eligió dedicarse a una familia que vivía en un pueblo no lejos de la capital de Burkina-Faso, Ouagadougou. Sin nunca caer en la trampa del turismo documental, el realizador consigue describir perfectamente el cotidiano de esta comunidad dirigida por sus Ancianos, sus rituales y su ausencia de interés por la actualidad difundida por una radio escuchada por el único “loco del pueblo”. En efecto, una epidemia de meningitis prevalece, sembrando la muerte, pero la tradición busca a una bruja como cabeza de turco. La suerte cae sobre Napoko que es echada del pueblo, pero no se trata de una casualidad ya que su marido trucó deliberadamente el proceso. Tiene, en efecto, un pesado secreto que guardar: violó la víspera a su hija Pougbila e inmediatamente la hizo llevar por su futuro marido. Seguirán el vagabundeo de la madre, rechazada por todos y la búsqueda de su hija para encontrarla y restablecer la verdad. Una constatación sin concesión del peso perverso de las costumbres interpretada por un gran número de actores aficionados muy justos y algunos profesionales talentosos en los primeros roles. Una África pasada como un cometa sobre las pantallas de Cannes y que se vende internacionalmente por los franceses de Funny Balloons.

(Traducción del francés)