31/08/2007

La violencia juvenil y la marginación no son temas nuevos en el cine y la espantosa escena de sangre en la belga Small Gods [+lee también:
tráiler
ficha de la película] (Semana Internacional de la Crítica) no será más noticia que las violaciones de los soldados americanos en Irak en la película en concurso de Brian de Palma. Pero las imágenes "sucias" e inquietas de los hermanos flamencos Karakatsanis (Dimitri es autor y director; Nicolas, director de fotografía) muestran cosas difíciles de borrar de las retinas, la urgencia de comunicar un malestar y un turbamiento universales, y por ello, extremadamente gráficos.

El estilo personal de Dimitri (diplomado en St. Lucas de Bruselas) y los juegos de reflejos y luces crepusculares fotografiados por el prometedor Nicolas marcan el viaje, a través de flashbacks, de tres jóvenes a los que el destino ha impuesto la imposibilidad de ser normales: David rapta a Elena y, junto a Sara, establece una complicidad hecha de sufrimiento, en un viaje que devolverá a Elena a su atroz pasado.

La traumática secuencia a la que nos referíamos más arriba es tan profundamente atávica que va más allá de lo que podemos encontrar en Malas tierras, de Terrence Malick, o en el Claude Chabrol de La ceremonia, y da a sus personajes connotaciones simbólicas y poéticas que hacen verdaderos "pequeños dioses de la muerte". No está nada mal para un nuevo director que ha financiado gran parte de su propia película, que ya ha llamado la atención de la distribuidora A-Film, que opera en el Benelux, y de la francesa Insomnia.

Destaca la interpretación de los tres actores, el icono de la nueva generación de directores en Bélgica, Titus de Voogdt, y los nuevos talentos Steffi Peeters y Louiza Van de Woestijne.

(Traducción del italiano)