20/05/2008

Convertidos en pequeñas y mortíferas armas de destrucción, robots alienados, perfectamente adiestrados en el arte de la guerra, drogados, sin miedo. Son los niños soldado de Liberia, protagonistas de Johnny Mad Dog [+lee también:
tráiler
ficha de la película] (seleccionado en Una Cierta Mirada), el segundo largometraje del francés Jean-Stephane Sauvaire, tras su debut con Carlitos Medellín, un documental sobre la violencia en la ciudad colombiana.

Los productores, Mathieu Kassovitz (El odio) y Benoit Jaubert, han elegido precisamente el género docudrama para este impresionante viaje al corazón de la guerra civil de este país africano, que ha terminado en el 2003 tras 14 años de conflicto. El punto de partida ha sido el libro homónimo escrito por Emmanuel Dongala y el reportaje fotográfico realizado por Patrick Robert. A partir de ese momento, Sauvaire ha contactado a los protagonistas de esas historias, niños de 13 a 15 años, para que interpreten sus propias vidas. Lavados de cerebro por parte de adultos, ritos de iniciación, drogas, lemas militares, masacres, violaciones y muchas más atrocidades para envenenar el cerebro de estos niños, al punto de estar convencidos de vivir en un enorme videojuego de guerra.

Una auténtica pesadilla, que Jean-Stephane Sauvaire ha escrito, dirigido y montado de modo frenético, como si fuese una película de acción americana. Pero se trata de la situación real de muchos, demasiados, países. La historia del joven Johnny, alias Mad Dog, convencido, como el resto de sus compañeros, de ser inmune a las balas, y del adolescente Laokolé, con unos rasgos faciales que parecen esculpidos en madera, ambos víctimas del mismo sistema, explotados por los adultos.

Rodada en Liberia durante dos meses con un presupuesto de sólo 2,3 millones de euros (de los cuales un 78% de origen francés y un 22% belga), la cinta ya ha sido comprada por Canal +. El representante de ventas es TF1 International.

(Traducción del italiano)