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PELÍCULAS / CRÍTICAS

Go With Peace Jamil

por 

- El director danés de origen palestino Omar Shargawi retrata el conflicto de los sunitas y los chiitas en la Copenhague de nuestros días

Desde el país donde estalló la crisis de las viñetas sobre Mahoma llega Go With Peace Jamil [+lee también:
tráiler
entrevista: Meta Louise Foldager
entrevista: Omar Shargawi
ficha de la película
]
, una producción completamente danesa pero cuyos realizadores son todos de origen musulmán, empezando por su director, Omar Shargawi. Una dramática y violenta historia de venganza entre la facción sunita y la chiita en la Copenhague de nuestros días. Como si de Montescos y Capuletos se tratase.

Del mismo modo que Romeo dudaba ante la idea de dar caza a Teobaldo, primo de Julieta, hasta que muere su amigo Mercurio, el sunita Jamil (Dar Salim) se encuentra dividido entre la presión de su entorno para que vengue los brutales asesinatos de su madre y de su amigo Omar (interpretado por el mismo director) y su deseo de permitir que su hijo Adam (Elias Samir Al-Sobehi) crezca en paz.

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Lo que convierte a Go With Peace Jamil en una película única es el hecho de que ha recreado un universo completamente cerrado que por casualidad se encuentra en la capital danesa. Pero su historia de viejas rencillas y modernas revueltas podría ambientarse en cualquier capital europea o incluso en Oriente Medio. De hecho, lo único que nos hace entender que se trata de Dinamarca es que el pequeño Adam habla danés.

A diferencia de la tragedia de los amantes desgraciados de Shakespeare, en Go With Peace Jamil hay muy poco amor, aunque abundan los fuertes lazos entre hombres, ya sea entre padre e hijo o entre amigos. Son lazos típicos de las comunidades pequeñas y cerradas y su fuerza reside precisamente en su aislamiento.

Aunque Jamil sea un sunita inmerso en un sangriento conflicto entre su facción y la chiíta, Shargawi representa a ambas "con igual dignidad", siguiendo con el paralelismo con Romeo y Julieta. Retrata una guerra de tipo religioso, pero no se decanta por ninguno de los bandos. En cambio, se dedica a subrayar el continuo ciclo de violencia perpetuado por la ciega defensa del honor, enmarcándolo dentro de una larga tradición mediterránea basada en el machismo y el honor. En este sentido, se acerca a El séptimo día , de Carlos Saura, basada en hechos reales.

Shargawi se interroga sobre el modo en que este ciclo puede interrumpirse y sobre cómo es posible que comunidades que respetan al pie de la letra pequeñas prohibiciones de índole religiosa, como no comer cerdo, en cambio no son capaces de observar otras de mayor importancia, como no matar a otros seres humanos.

Mientras que las viñetas danesas pellizcaron alegremente sobre un problema de escala mundial desde lo que parecía una gran distancia, la película de Shargawi se zambulle en esta problemática a través de un medio como el cine, especialmente dotado para mostrar emociones. Go With Peace Jamil rebosa primeros planos que no sólo obliga al público a permanecer cerca de los personajes, obstruyendo la vista del entorno (en este caso Copenhague), sino que además representa su estrechez de miras. Son incapaces de dar un paso atrás y ver el cuadro completo de manera objetiva, con trágicas consecuencias.

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