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BERLINALE 2009 Special / Portugal

Oliviera devuelve al presente los valores del pasado en su último filme

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El Festival de Berlín fue testigo ayer de la última obra del gran director portugués Manoel de Oliveira, Singularidades de una chica rubia [+lee también:
tráiler
ficha de la película
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, que ha sido presentada dentro de la sección de proyecciones especiales. La película está inspirada en una novela escrita en 1874 por Eça de Queiroz. Después de haber rendido homenaje al romanticismo con Amor de perdición (1979), adaptación de una novela de Camilo Castelo Branco, el realizador considera que dialogar con el padre del realismo portugués era algo totalmente natural.

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La historia en sí misma es muy romántica, relata los sinsabores de un buen hombre en todos los sentidos (Ricardo Trêpa) que se queda prendado de la coqueta rubia (Catarina Wallenstein) que se abanica asomada a la ventana que coincide con la de su despacho en el edificio de enfrente. Si las miradas es lo que ha unido a estos dos jóvenes, los adorables gestos entre los enamorados no pueden superar la belleza de las palabras que los describen.

El buen hacer de Oliviera se refleja en esta manera sutil de unir narración, literatura y delicadeza visual. Al igual que en la novela, no asistimos directamente a las penurias de este joven, sino que él mismo se las cuenta a un atento desconocido en un tren; la literatura tiene su hueco en la película a través de la escena del círculo literario en la que se leen varios escritos. En este filme, de nuevo, cada palabra tiene la importancia de un libro y hasta los gestos más pequeños cuentan, como señalaron los actores en la rueda de prensa.

Sin necesidad de artificios para apropiarse magistralmente de un texto que sigue a veces al pie de la letra, Oliviera ha precisado que han sido las razones económicas las que le han impedido reconstruir la Lisboa del siglo XIX, decantándose por la "actualización", como se anuncia en los créditos al principio de la película. Un proceso que ha terminado con éxito, ya que le da a la narración una profundidad añadida: las maneras en desuso de los personajes, como en la escena en la que el beso no se graba a la altura de la cara sino del pie de la mujer que se levanta coquetamente, contrastan con la decadencia moral de la actualidad. En un momento en que ni siquiera los bancos liquidan sus deudas, así lo dice en la película, el héroe es un joven que le pide permiso a sus mayores, cumple su palabra y paga las deudas de sus amigos. En la rueda de prensa, Oliviera insiste en el hecho de que ha querido devolver los antiguos valores al mundo contemporáneo.

El gran cineasta ha hablado de otras cosas en la rueda de prensa concedida en Berlín, que ha durado más que la propia película (de poco más de una hora). Oliviera está completamente decidido a seguir con su labor de narrador tocando todos los campos del saber a pesar de que, aunque parezca mentira, acaba de cumplir cien años, como su productor francés.

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(Traducción del francés)

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