Hugo Koblet fue la primera estrella internacional de ciclismo de la postguerra. Hijo de un panadero de Zurich, Koblet era elegante sobre la bicicleta y, en la vida, era el ídolo de las mujeres. Koblet conoció un ascenso brillante en 1950 en el Giro de Italia. Un año más tarde, ganó el Tour de Francia, pero su éxito lo perjudicó. Koblet no soportó la presión de ambiciosos funcionarios y echó a perder su salud mediante el dopaje. En 1954, se casó con una conocida modelo y daban la impresión de formar una pareja de ensueño. Después de poner fin a su carrera deportiva, Koblet comenzó a dar trompicones en su vida y, amenazado por el fracaso, terminó estrellando su Alfa contra un árbol.