16/09/2022 - El actor debuta en la dirección de largos con un drama social protagonizado por Penélope Cruz, que se presentó en Venecia y hace escala en Donosti semanas antes de su estreno español

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entrevista: Juan Diego Botto
ficha de la película], film protagonizado por Luis Tosar y Penélope Cruz (también aquí en tareas de coproductora), se podrá ver en la sección Perlak del 70º Festival de San Sebastián tras su reciente premiere mundial en el último Festival de Venecia, en la sección Orizzonti. Hablamos con su director, Juan Diego Botto, un rostro popular gracias a títulos como Historias del Kronen, Silencio roto [+lee también:
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ficha de la película] o la serie White Lines.

Cineuropa: Antes de En los márgenes, dirigiste el segmento Doble moral de ¡Hay motivo! y un episodio (Gourmet) de la miniserie Relatos con-fin-a-dos. ¿Esas experiencias te dieron fuerza para enfrentarte a un largometraje o este debut siempre da vértigo?
Juan Diego Botto: Evidentemente da vértigo, pero yo hice mi primera película como actor con cinco años y tengo ahora 47, así que llevo 42 de oficio. Son muchos años viendo a directores, estando en un set de rodaje, aprendiendo, absorbiendo, intentando entender cómo es este oficio de contar historias: había mucha experiencia acumulada. Obviamente, no es lo mismo que tomar tú las decisiones. Es una inmensa responsabilidad cuando tienes que responder a todas las preguntas que cotidianamente contestas en un rodaje, desde el color de una chaqueta o si usarás cámara de mano o travelling… mil cuestiones diarias. Pero en el proceso de preparación, cuando estuve hablando con muchos amigos cineastas, Raúl Arévalo me dijo algo que se cumplió: “Cuando estás muy empapado de una historia, las respuestas salen naturalmente”. La naturaleza de la historia lo va pidiendo. Y sí, es verdad que aquel juego que hicimos con Luis Tosar y un teléfono móvil en Relatos con-fin-a-dos fue una linda práctica.

Supongo que estar rodeado de amigos y familia en tu ópera prima da seguridad. ¿Pero cómo se mantiene el sentido crítico y la objetividad cuando hay tanto vínculo sentimental con parte del equipo?
Hay que estar a la altura de poder dirigir a Penélope Cruz, y lo mismo me ocurrió con Tosar. Yo viví como una enorme responsabilidad que dos actores de su envergadura confiaran en un texto que habíamos escrito y en mí para dirigirlo. Cuando vi el montaje final descubrí que el trabajo de los intérpretes es muy bueno. En cuanto al material emocional que manejábamos, quise que ellos se involucraran en la historia y por eso trajimos a las personas que habíamos conocido al escribir el guion y que habían sufrido un desahucio. Los sentamos junto al equipo y les pedimos que contaran sus historias: cuando terminaron, estaba todo el mundo llorando y entendiendo el por qué hacíamos esta película. Eso hizo que la gente se implicara más y estuviéramos todos en la misma línea.

“Ojos que no ven, corazón que no siente” asegura el refranero y también lo dice el personaje de Tosar: si ves algo terrible, no puedes quedarte quieto. De alguna manera, ¿quieres que viendo En los márgenes el espectador contemple algo que últimamente no aparece en los medios de comunicación?
Creo que cualquier película debe funcionar como tal, al margen de cualquier voluntad que pueda tener: el arte debe funcionar como arte. La primera obligación del cine es no aburrir, mantener el interés del espectador y a partir de ahí podemos hablar de segundas motivaciones. Ojalá también el film provocara una reflexión sobre un aspecto de nuestra realidad que parece olvidado, porque está cronificado: los desahucios se han convertido en algo cotidiano. Si la película provoca esa mirada en el espectador, bienvenida sea.

Quizás sea el personaje de Luis Tosar el que se asemeje más a ti…
Es verdad que mucha gente se puede identificar con él por darse tanto a los demás o pone tanto en su carrera que se olvida de su vida personal. A mí el viaje de ese personaje con su hijastro es de lo que más me conmueve de la película.

En el cortometraje Una noche con Juan Diego Botto bromeabas sobre tu activismo político… ¿No se debe tomar uno demasiado en serio a sí mismo?
Hay que tomarse en serio, pero no demasiado. Cuando uno se involucra en algo, hay que hacerlo a muerte, pero también saber reírse de uno mismo, de sus aciertos y fracasos. Quitando cuatro cosas esenciales en la vida, que tienen que ver con el afecto y cuidado de tus seres queridos, todo lo demás hay que tratarlo con perspectiva siempre, y reírse de uno mismo es una parte fundamental de la vida en general y de este oficio en particular.