En una ciudad al norte de Italia, un nonagenario es hospitalizado inconsciente. Largos cabellos blancos como la nieve, sin vestimenta y sin ningún documento. En el hospital trabajan cuatro enfermeros, de más o menos 30 años, que todavía no saben quiénes son. Una noche, el anciano despierta y encuentra a los cuatro enfermeros concentrados jugando póker. Parece un fantasma en la noche, dice que se llama Carlo y habla en dialecto. Escuchan su historia. No hay tiempo, mañana podría volver a caer en coma, por lo que deben ir hacia una plaza cerca del mar y encontrar, debajo de una loza, un cofre enterrado. Dentro hay una carta sellada. Sobre la carta, la estampilla más preciosa que se conozca: el Tre Lire Toscano del 1º de enero de 1860. Esa noche de verano llena de promesas e incertidumbre, una ambulancia vieja y abandonada emprende una fuga. Así inicia un viaje, que se desarrolla entre persecuciones y sorpresas, a través de una Italia destruida, con espacios desiertos, encuentros, rostros que relatan historias silenciadas que esperan ser escuchadas.