Doka y Bonza son dos amigos parados que no han sido capaces de hacerse al nuevo clima económico y que se distraen únicamente con juegos infantiles. Mientras tanto, los peces gordos del antiguo régimen ya han forjados sus nuevas carreras al subirse a la ola de la privatización y, adoptando el cinismo y las tácticas mafiosas adecuadas, han conseguido llenarse los bolsillos y asegurar su posición. Matanov y Tsonchev se disputan el puesto de intermediarios en la venta de una fábrica metalúrgica de Sinistra a la que le ha echado el ojo un cliente griego. Ambos quieren sacar todo lo posible de esta transacción y serían capaces de deshacerse de la competencia si fuera necesario. Así, cada uno contrata a un hombre de confianza para llevar a cabo esta empresa y estos, por su parte, contratan a otros esbirros para que hagan el trabajo. Es así como en un proceso de selección totalmente aleatorio Doka y Bonza acaban convirtiéndose en los títeres anónimos de esta trama y, alentados por una gran recompensa, se ponen camino a Sinistra sin ser conscientes de lo que les espera.