Alessandro perdió a su padre cuando era tan solo un niño y desde entonces vive con su madre, Giulia. En un día de sol radiante, se despierta a causa del ruido de un vehículo: era su madre que salía de casa con su tío, Claudio. Inmediatamente Alessandro corre hacia ellos gritando desesperado, a fin de detenerlos. No logra alcanzarlos y el auto se estrella. Alessandro es trasladado a la comisaría. Perturbado y con lágrimas en los ojos confiesa a uno de los policías haber alterado los frenos del auto. El agente lo tranquiliza y lo convence de contarle toda la historia, que inicia desde el momento de la llegada de su tío Claudio, hermano de su papá y a quien Alessandro no veía desde que tenía tan solo dos años de edad. Desde entonces la vida de Alessandro ha estado llena de sombras inquietantes, miedo y “visiones”. Claudio corteja a Giulia, y la vieja casa por la que Alessandro siente tanto afecto ha sido puesta en venta. El descontento de Alessandro crece y lo incita a convertirse en un pequeño detective, quien busca profundamente en su memoria hasta que encuentra el verdadero motivo trágico que explica la aversión que nutre hacia su tío.