El sargento Gerry Boyle es un sargento de policía en una pequeña ciudad de la costa oeste de Irlanda. Tiene una personalidad agresiva, un sentido del humor provocativo, una madre muy enferma, una afición por las prostitutas y ningún interés en absoluto por el contrabando de cocaína de una red internacional que ha llevado el agente del FBI Wendell Everett a llamar su puerta. Aunque Boyle parece más interesado en burlarse y desautorizar a Everett que en trabajar activamente para resolver el caso, descubre que las circunstancias le obligarán a inmiscuirse en el asunto. Primero su nuevo compañero entusiasta y un poco pesado desaparece; después, su puta favorita le chantajea para que le haga la vista gorda, y, por último, los traficantes de drogas intentan sobornarle como si fuera otro miembro corriente de la policía local.