En los tiempos en que las familias todavía hacían una crónica de sus vidas en álbumes de fotos, las vacaciones de verano aparecían seguidas de las fotos de la Nochebuena, mientras que el período entre ambas pasaba desapercibido, sin imágenes. The Days Run Away Like Wild Horses Over the Hills toma su título de una colección de poemas que Charles Bukoswki escribió para su amante (Los días pasan como caballos salvajes sobre las colinas). La película describe la vida diaria de una manera poética: tres mujeres jóvenes en una tarde de verano en un piso casi vacío. Una de ellas se sumerge más adelante en la dulce presencia de los niños pequeños, aunque solo algunas horas, como niñera. Se pone el maquillaje y la película cambia lentamente a color. A partir de ese momento tiene lugar en el piso de una abuela polaca, atiborrado con la evidencia de una larga vida. Las amigas vienen a charlar. Un hombre muere. Toman té. La vida continúa. Llega el otoño, luego el invierno: con una intimidad llena de ternura, la película es una mirada al cosmos de lo privado en los momentos en que el tiempo entre una cosa y otra se concentra en mirar a los caballos que corren al pasar. De esta manera surge una conmovedora ilusión. En su filme, Marcin Malaszczak ha logrado capturar los instantes fugaces de la vida entre dos momentos decisivos.