Aimo y Milla viven juntos en la casa de los alcohólicos-casi-zombies padres de Milla. Ahorran para poder independizarse, pero debido a su falta de autoestima, Aimo se gasta sus ahorros en muscularse. A Milla no le gusta este nuevo Aimo de aspecto robótico y lo abandona, pero el dolor de Aimo es tal que decide cambiarse el corazón por uno de metal para no sufrir más. Milla decide recuperar el corazón de Aimo, porque a fin de cuentas un hombre debe tener un corazón humano.