El agente de la brigada antidroga Herbert Strähl sueña con dar caza a algún pez gordo. Sin embargo, el único pez que consigue pescar no es más que la piraña del acuario de su casa. Strähl pone todo su empeño en enfrentarse a pequeños traficantes y patones aun cuando sus compañeros Ruedi, Dani y Marco lo dejan siempre en la estacada. El agente oculta su soledad y su desamor tras ataques de rabia, chillidos y anfetaminas hasta perder su ánimo colérico. En el registro de una casa, un delincuente salta por la ventana y escapa, lo que acarrea la suspensión de Strähl. Ese no será más que el primero de sus problemas.