Un hombre de unos cuarenta años se gana la vida con la entrega de paquetes, rigurosamente en mano, en cualquier ciudad del mundo. Después de haber desempeñado con éxito misiones en Berlín, Londres, Barcelona y Reikiavik, aterriza en Nueva York, donde descubre que su cliente ha fallecido. Este imprevisto le obliga a romper su ritual, que consistía en coger el avión, un taxi o el metro, ir a la casa del cliente, entregar el paquete, esperar el anochecer sacando brillo a sus zapatos y guardar cuidadosamente su ropa en la maleta para partir al día siguiente hacia una nueva entrega. Insomne, cada vez más cansado, tropieza con empleada del hotel que quebranta nuevamente su vida milimetrada, prohibiendo los imprevistos.