El 7 de marzo de 2008, la dirección de los ferrocarriles suizos (CFF) anuncia que va a privatizar el servicio de mantenimiento de los vagones de mercancías y deslocalizar la mantención de las locomotoras. 430 obreros de los centros Cargo CFF de Bellinzone comienzan de inmediato una huelga. En unos días se genera un amplio movimiento de protesta que afecta a toda la región. La “pittureria”, el hangar donde se barnizan los trenes, se convierte en centro neurálgico y símbolo de la lucha. El pulso que enfrenta a los huelguistas y a la dirección de los CFF dura treinta días. Durante ese intenso periodo, el endurecimiento de las posturas obliga a la clase política a salir de su reserva, llegando a tener que intervenir el ministro de transportes. El 5 de abril, la dirección de los ferrocarriles se ve obligada a retirar su plan de reestructuración y a garantizar el mantenimiento de los centros hasta 2012. El 7 de abril, la asamblea de trabajadores pone fin a la revuelta y encarga al comité de huelga que participe en las conversaciones acordadas por las partes para mantener y desarrollar la actividad de los centros más allá de 2012.