Desde lo alto de un tejado, Grégory mira al vacío y contempla el vértigo de la existencia; y es que a sus 20 años, Grégory siente que no se conoce y se pregunta si se puede vivir sin deseos ni sueños. Grégory se enamora locamente y en secreto de una estudiante de su curso llamada Liv tras haber cruzado miradas con ella un día y, cuando finalmente decide declararse, se encuentra de cara a la pared: Liv no le conoce. Liv pierde su virginidad a los 20 años con Ilia, un inmigrante ruso mayor que ella, y así vive su primera historia de amor, saboreando cada minuto de felicidad que ésta le proporciona. Sin embargo, el pasado de Ilia irá resurgiendo poco a poco e irá haciendo más evidente la fragilidad de esta unión hasta que un día él no vuelva a dar señales de vida. Liv se verá obligada a vivir con la misma ausencia insoportable que sin darse cuenta le ha impuesto a Grégory.