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Robert Thalheim • Director

Político, ingenioso, humano

por 

“En Alemania existen el humor bueno y el humor malo. Pero la imagen del alemán inhibido y sin sentido del humor es totalmente falsa”. Para hablar con Robert Thalheim, nada mejor que el sentido del humor, su principal característica. Actualmente, está trabajando en su tercer largo, que será tan ingenioso como los demás. Pero Thalheim, que ya ha ganado varios premios y ha acudido al Festival de Cannes, es aún relativamente desconocido para el público alemán.

Desde muy joven, Thalheim ya sabía que quería estudiar cine. “No conocía a nadie que se ganase la vida con el arte. Una vez, cuando era niño, pude coger la Super 8 de mi padre”, recuerda con alegría. Y recuerda asimismo un día de puertas abiertas en el Estudio Babelsberg. “En aquella ocasión, un señor anciano nos dio un consejo muy profesional: 'Antes de nada, salid al mundo y aprended algo', y, de alguna manera, me lo tomé en serio”.

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Así que en primer lugar coleccionó experiencias, como un programa de objeción de conciencia realizado en Auschwitz, una estancia para ayuda al desarrollo en una organización para la conservación en Indonesia y, por último, un estudio de ciencias culturales en Berlín. Además, escribió con un historiador un libro sobre Andrej Wajda. “Hice muchas cosas, con un gran entusiasmo. Muchas cosas se juntaron, lo cual me ayudó mucho cuando entré en la escuela de cine”.

Durante su tercer año en la escuela de cine de Potsdam, Thalheim dirigió, con tan sólo 4.500 euros, su primera película, Netto, con la cual ganó varios premios. Esta historia protagonizada por un padre y un hijo habla sobre los perdedores del cambio político en Alemania en 1989. Realizada sin un guión fijo y con un rodaje de doce días, es una obra amarga, silenciosa y observadora, una comedia que se asoma de modo continuo a la tragedia. Pero sobre todo tiene con lo más importante: una firma personal. Junto a Andreas Dresen y otros estudiantes de cine de Berlín, Thalheim apostó por un cine poco estilizado, espontáneo y dinámico – más cercano al Este que al Oeste, concentrado en la gente común y por tanto a las antípodas de las estilización y la exageración formal de un Oskar Roehler, por ejemplo. En cualquier caso, representaba un gran cambio con respecto a la Escuela de Berlín, compuesta por autores como Petzold, Grisebach, Heisenberg o Koehler, basada en la experiencia de la clase media y culta de la mitad occidental del país.

Thalheim acometió un reto bastante complicado en su segundo largo, And Along Come Tourists [+lee también:
tráiler
entrevista: Alexander Fehling
ficha de la película
]
, que narra la experiencia de un joven mientras hace el programa de objeción de conciencia en Auschwitz. El aspecto más impresionante de esta película es el modo con el cual logra mantener un tono ligero a pesar del lugar donde se desarrolla la historia y su pasado, que podría borrar la sonrisa de la cara a cualquiera. Aquí, de nuevo, logró dar con una ligereza narrativa que liberó la cinta de sus elementos más abrumadores y deprimentes, añadiéndole una buena dosis de sarcasmo.

Su nuevo trabajo está protagonizada por dos gemelas que viajan a Hungría en 1988 y se enamoran de dos chicos de Alemania del Oeste. “Es una película veraniega, pero muchas cosas pasan en esas pocas semanas. Al final, las hermanas se separan”. Es una historia real e ilustra las dos Alemanias, así como de las dos caras de Alemania del Este. “Por supuesto, todo está muy cargado, en muchos sentidos, pero intento evitarlo”.

Poco antes de comenzar el rodaje, Thalheim tuvo que volver a hacer un casting de las dos protagonistas, ya que una de ellas se quedó embarazada. Todo ello le recordó a su segundo trabajo. Tan sólo una semana antes del inicio del rodaje, entró en vigor la prohibición de rodar en el campo de concentración. Sólo gracias al sentido del humor se puede sobrevivir a estos momentos: “El humor que me gusta es el humor que te hace reírte de ti mismo, te permite soltar riendas y mantener una distancia irónica contigo mismo”. Seguiremos riéndonos con Robert Thalheim.

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