20/02/2003 - Durante un debate en un instituto romano, el director inglés se pronuncia contra la guerra a Irak y exhorta a rodar más películas con compromiso social

La profesora está más radiante que sus cabellos rojos: numerosos estudiantes se han congregado para ver Deliciosos dieciséis [+lee también:
tráiler
ficha de la película] y hablar directamente con Ken Loach.
Al entrar, el director inglés recibe el aplauso del joven público, luego se pasa al debate, más político que cinematográfico.

La primera pregunta va al corazón de la película:
Normalmente los dieciséis años se ven como un momento feliz en la vida. ¿Por qué en su película toman un giro tan dramático?
“Es cierto, es un momento importante de la vida, a los 16 se vuelve uno adulto. Mi película trata precisamente de este cambio. Liam, el protagonista, tiene ilusiones, pero en el curso de la historia asistimos a una toma de conciencia. De todas formas, también hay que observar la historia de Liam desde otro punto de vista. Aún no es un cínico ni está resignado como su padrastro y su abuelo. Cree en el futuro. Desafortunadamente, en el caso de Liam y en el de muchos muchachos los caminos son limitados y llevan a callejones sin salida. La pregunta fundamental es entonces: ¿qué tipo de adultos somos? En las últimas décadas hemos creado un sistema que ha producido enormes problemas y diferencias sociales. En la propia película podemos ver a tres generaciones de desocupados. Nuestra tarea consiste en cambiar las cosas. En este sentido, pienso que manifestarse por la paz ha sido importante. El sábado pasado asistimos a algo imponente y nuestros gobernantes deben tomarlo en cuenta. Dicho esto, tampoco tenemos que darnos por satisfechos. La gran masa de gente que ha dicho no a la guerra tiene la oportunidad de rechazar las políticas económicas que los gobiernos imponen. Renunciar al deseo de un mundo mejor sería muy grave, para nosotros y para las futuras generaciones”.

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Una muchacha se pone de pie, toma el micrófono y pregunta:
“El malestar de la juventud es un tema difícil y complejo. ¿Se puede hablar de ello sin arriesgarse a hacer un discurso retórico? ¿Y como se concilia el cine con el compromiso social?
“Lo que una película comunica debe estar implícito en la historia. Los personajes no tienen que explicar lo que hacen. Una película no necesita pies de foto. En Deliciosos dieciséis se comprende de inmediato que el mundo en el que vive la familia de Liam se distingue por una crónica falta de trabajo. Como también es evidente el problema de las drogas. En cuanto al compromiso social, el cine debe asombrar, divertir y estimular la reflexión. No estoy en contra de las grandes producciones comerciales. Sólo quiero que las películas más comprometidas reciban también un trato equivalente. El cine europeo es original y capaz de expresarse en diferentes modalidades. El problema es que sufre el poder de la industria cinematográfica estadounidense. Hay que escuchar a todos. Pero no siempre podemos escucharlos porque se acalla la voz de algunos”.
Más preguntas se hicieron a Ken Loach y éste respondió siempre a ellas con pasión. Pero nosotros podemos preguntarnos algo: ¿por qué, en vista del interés y entusiasmo mostrados por los estudiantes de instituto romanos, se ha prohibido en Inglaterra la película a menores de 18 años?