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Alain Cavalier • Director

“Imitar la realidad”

por 

- El cineasta francés desvela las claves, frutos de la reflexión y la intuición, que guiaron la dirección del experimento titulado Pater.

Acompañado por Vincent Lindon y su productor Michel Seydoux, el cineasta francés ha revelado a la prensa internacional los secretos de la asombrosa y conceptual Pater, en competición en el 64° Festival de Cannes. A continuación figuran los fragmentos mas destacados del encuentro.

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Alain Cavalier: En los inicios de mi carrera cinematográfica rodé con actores famosos; luego dejé de hacerlo durante varias décadas, pero siempre tuve ganas de volver a ello. Sin embargo, solo había dos actores con los cuales podía realizar este proyecto: Sofía Marceau (fotógrafa en mi anterior película) y Vincent Lindon.

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¿Dónde se sitúan lo verdadero y lo falso en su película?
No trabajamos más que para imitar la realidad. Nos creemos un Presidente de la República o un Primer Ministro. Se trata de percibir exactamente los gestos que ellos hacen, viendo las noticias, consultando las memorias… A ojos del espectador se mezclan en el mismo plano realidad, es decir, nosotros mismos, e imaginación, es decir, el Presidente y el Primer Ministro. Queríamos que no se creyera directamente que éramos un presidente y un primer ministro. Nos transformamos delante de la cámara. Es algo distinto a las películas en las que se dice de entrada: este es el Presidente, y aquel, el Primer Ministro.

¿Cuánto hay de improvisación?
Rodábamos y sabíamos que a la larga podía haber un momento de gracia en mitad de la construcción de nuestras frases y en relación al conjunto de la película. No sabíamos dónde comenzaba y terminaba lo bueno, pero tomábamos la cámara y continuábamos una especie de conversación. Hay que dar la impresión de que aquello es como una conversación en la cocina antes de comer: familiar, fácil, justa, no demasiado larga ni fastidiosa… pero para dar esta impresión hay algunos entresijos, cosas desafortunadas en los ensayos, momentos de aburrimiento, momentos en los cuales no se está seguro. No obstante, nos habíamos fijado un objetivo: la familiaridad entre nosotros como en la vida, la imitación de la vida, donde nada es fijo. Y esto no está hecho de generalizaciones, sino de cosas corrientes que vivíamos Vincent y yo juntos.

¿Cuál es el mensaje político que deseaba transmitir?
Era muy importante que hubiera un programa político que no estuviera compuesto por frases hechas. Escogimos uno que decía que ya que hay una ley sobre el salario mínimo, por qué no habría una ley sobre el salario máximo. Y nos batimos el cobre durante 100 minutos. Esto no quiere decir que lo hayamos logrado, sino que trabajamos en la buena dirección. Lo sé todo sobre el poder político gracias al contacto que mantengo con personas que lo tuvieron y por haber leído las memorias de aquellas que las frecuentaban. Aquí consideré que era yo quien tenía el poder. En definitiva, las imitaciones son inconscientes y no se basan en hechos concretos. Con Vincent, ejercíamos el poder y esto quiere decir que todo el mundo puede ejercerlo, que dirigir y ser el dueño de situaciones un poco delicadas no tiene nada de sagrado, de difícil, ni de formidable.

La película aborda también la relación entre padre e hijo
Me eduqué entre sacerdotes; había entonces un Dios padre que llamaba a los sacerdotes "padre"; yo volvía a casa y allí estaba mi padre, que era bastante severo conmigo. Luego fui padre también, y el presidente de la república es, en cierto modo, el padre de los ciudadanos. Esto provoca que haya muchos padres, demasiados, o sea que hay que luchar contra ellos y aceptar esta ley.

¿Proyecta realizar otra película en la misma línea?
No podría volver a hacer con otro actor algo tan particular. Mi regreso a los actores se efectuó en condiciones completamente diferentes a las de mi comienzo. Cuando veo a mis actores de aquella época, su manera de hablar, mi modo de construir las secuencias y de rodar, todo eso está a años luz de distancia. Con todo, a veces nos reencontramos con algo: filmamos a un actor porque es lo mejor que hay entre los hombres. Es igual que con las mujeres guapas: celebramos (y el espectador lo celebra con nosotros) una especie de acierto en la humanidad.

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