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Milagros Mumenthaler • Directora

"No creo que los diálogos forzados sirvan para informar mejor al espectador"

por 

- Cineuropa entrevistó a una directora que creció entre la cultura europea y la sudamericana y que triunfó en Locarno con Abrir puertas y ventanas.

Cineuropa: Usted nació en Argentina en 1977. Tres meses más tarde, sus padres abandonaron el país huyendo de la dictadura para volver a la tierra de sus antepasados, Suiza. Con 19 años, volvió a Argentina para estudiar cine. ¿Dónde considera que está su verdadera patria?
Milagros Mumenthaler: Creo que en las dos. Cuando creces entre dos culturas, no te sientes nunca completamente parte de una o de la otra. Volví a Argentina para estudiar y pasé allí cinco o seis años. Después viví otros dos en Suiza, y uno en España, ya que mi marido es español. Para la producción de Abrir puertas y ventanas [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Milagros Mumenthaler
ficha de la película
]
, pasamos un año en Buenos Aires. No obstante, toda la post-producción se llevó a cabo en Suiza.

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Su película contiene numerosos elementos autobiográficos. En particular, los padres están ausentes, por razones supuestamente políticas. ¿Fue ese el caso de sus propios padres?
Sí, mis padres eran de izquierdas y fueron activistas durante su periodo en la universidad. Tenían 18 y 20 años respectivamente, pero no eran "montoneros". No estaban realmente en peligro, pero quizás ayudaron a alguien, ofrecieron refugio a otras personas, cosas así. Un día, detuvieron a mi padre, pero lo soltaron. Tras ello, nos fuimos. Con todo, mis padres no cuentan esta historia como un drama y nunca nos han hecho sentir como hijos de refugiados políticos.

En la película, una de las hermanas hace a menos a la otra por ser, probablemente, adoptada. ¿Es esta una referencia a los dramas personales causados por la dictadura?
No, es una referencia al personaje de Sofía, que necesita denigrar a los demás para ocupar su lugar. Cuando hablamos de adopción en Argentina, no pensamos en seguida en razones políticas. Creo que esta asociación causa más problemas en Europa porque la gente asocia de inmediato Argentina con la dictadura. En este país han pasado muchísimas cosas y no todo tiene que ver con la dictadura.

Sus personajes prácticamente no hablan. ¿Desconfía de los diálogos?
No creo que los diálogos forzados sirvan para informar mejor al espectador, para hacerle comprender más. Creo que se pueden decir muchas cosas con las miradas, los detalles, con una sola palabra. Ese es en cierto modo el objetivo de mi película: no forzar. Es un estilo de cine que me gusta y que encuentro interesante, al menos para esta película. Tampoco hay que forzar el silencio; lo importante es intentar ser justo con los personajes. Mi intención era que los tres cuerpos no pegaran completamente con la casa al principio y que descubrieran las cosas poco a poco.

¿Cómo encontró la casa donde transcurre toda la película?
Cuando escribía el guión no estaba pensando en la puesta en escena. En principio, evidentemente, pensaba en una casa ¡pero esa casa no existía! Yo había pensado en un salón mucho más grande, mucho más abierto hacia el jardín... Encontramos esta casa en el último momento y tuvimos que rehacer completamente la cocina: es falsa. También hay una entrada principal, que en realidad es una entrada secundaria. No utilizamos más de la mitad, pero había sitio para el equipo, una sala para maquillaje, etc.

¿Qué razón motiva el título Abrir puertas y ventanas?
El primer título del guión era “Ausencia”, pero, en realidad, no trataba de eso, o al menos no solo de eso. Después, fui a ver una representación de La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca, en la que al final un personaje dice: "Abrir puertas y ventanas". Me pareció que sonaba bien. En la película hay muchos fantasmas, pero, a la vez, una proyección al futuro.

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