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Mihai Chirilov • Director artístico del Festival de Cine de Transilvania

“Cuanto más ecléctica y sorprendente sea la selección, mejor”

por 

- Mihai Chirilov ha estado vinculado al Festival de Transilvania desde su creación y ha sido el responsable de la 12ª edición, que terminó el pasado 9 de junio

Cineuropa: Como la gran mayoría de festivales, este año había menos dinero. ¿Qué tal lo ha aguantado el festival?
Mihai Chirilov:La edición de 2013 delfestival de Transilvania ha sufrido los recortes más fuertes de su historia, con menos dinero tanto del Ministerio de Cultura como del Centro Nacional para el Cine. No es un problema de presupuesto, sino de corrupción. Las instituciones públicas destinan ahora su dinero a eventos dudosos. Desde el punto de vista general, en Rumanía el cine aún no es aceptado como un arte, a pesar del éxito internacional de las películas de la Nueva Ola. Por fortuna, las autoridades locales han entendido la importancia de nuestro evento en la ciudad y siguen brindando su apoyo, pero su aportación económica es la misma desde hace seis años, a pesar de que el certamen ha crecido exponencialmente. El festival se había hecho tan grande que decidí reducir el número de películas un 20 % (ahora mismo, 155 largometrajes y 40 cortos), por lo que los costes han disminuido, aunque no era ése el objetivo, sino hacer que el festival siguiese siendo manejable para el público y la organización. Una cosa es segura: queremos que el espíritu del festival siga intacto. En caso contrario, la gente no volverá.

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¿Cómo describiría usted el programa de este año?
Cada año nos envían más películas y a veces existe presión, pero he aprendido a navegar en aguas turbulentas. Tengo un equipo sólido y la cantidad de trabajo puede ser dura, pero sigue siendo un placer escarbar y dar con joyas. No tengo intenciones ocultas y no sigo líneas editoriales. Prefiero dejar que sean ellas las que me encuentren a mí y favorecer la variedad y el buen cine. No quiero meter al público en una caja, sino más bien jugar con sus expectativas. Cuanto más ecléctica y sorprendente sea la selección, mejor. Cada año invito uno o dos países para la sección Focus y este año han sido Grecia y Eslovaquia. El cine griego, sencillamente, ha tenido unos años muy buenos y había que destacarlo. En cuanto a Eslovaquia, ha sido distinto. Si eres un programador aventurero, no esperas tres o cuatro años hasta que un país confirme lo que parece estar surgiendo, sino que haces enseguida un ciclo. 

Cada año proyecta la producción reciente rumana en la sección Romanian Days. ¿Cuál es el estado de salud de esta cinematografía?
Cada año crece ligeramente el número de producciones, a pesar de las terribles condiciones financieras. Resulta gratificante ver cómo el cine rumano sigue cabalgando la Nueva Ola y gana premios, como en Berlín. La mayoría de las películas premiadas, sin embargo, fracasan en taquilla, lo cual es una pena. El hecho de que no haya muchos cines es un problema. No hay una estrategia para optimizar el impacto y la presencia del cine nacional en la taquilla o una ley que proteja la visibilidad del cine rumano, sobre todo en los multicines. El Centro Nacional para el Cine es una institución arcaica y problemática, marcada cada año por escándalos, anomalías y corrupción. Las comedias y el cine de género han compensado todo esto, lo cual imagino que es una pequeña victoria, ya que al menos la gente ve cine rumano. Para los directores jóvenes, la situación es realmente difícil. Tienen que hacer cola durante años si quieren usar dinero público. A veces son humillados, como en el caso de Adina Pintilie con su ópera prima. Su guion había sido premiado en todas partes, pero fue ignorado por la comisión del Centro cuando solicitó ayudas. Otros directores han buscado soluciones alternativas.

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