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Kristina Grozeva, Petar Valchanov • Directores

“Mantener encendida la llama”

por 

- Los cineastas búlgaros Kristina Grozeva y Petar Valchanov hablan de La lección, su ópera prima, presentada en Toronto y ganadora de la sección Nuevos Directores en San Sebastián

Kristina Grozeva, Petar Valchanov • Directores

Kristina Grozeva y Petar Valchanov se diplomaron en la Escuela Nacional de Cine de Sofía. Tras probar las mieles del éxito en el formato del cortometraje en festivales como Clemont-Ferrand, Busan y Bruselas, y optar en 2013 al premio al mejor cortometraje europeo de la EFA con Jump, acaban de presentar su primer largometraje, titulado La lección [+lee también:
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Cineuropa: ¿Cuál ha sido el desafío más grande al que se han enfrentado a la hora de pasar del formato del corto al del largometraje?
Kristina Grozeva: Probablemente, el mayor reto ha sido mantener encendida en nuestro interior la llama para permanecer con una tensión creativa y de búsqueda desde el principio; una chispa que no te deja indiferente frente a tus errores y que mantiene a tu cerebro y tus sentidos alerta y vigilantes. La rutina es el mayor enemigo de todo proceso creativo. Es esencial ser fiel al impulso inicial que te ha llevado a querer contar la historia y preservar ese granito de verdad del que ha surgido el deseo de hacerlo.

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¿Cuáles son las mayores ventajas y los mayores inconvenientes de hacer cine en Bulgaria?
Petar Valchanov: La mayor ventaja es que disponemos de actores maravillosos, técnicos excelentes y un grupo increíble de profesionales que adoran su trabajo. Aman el cine y están dispuestos a trabajar con devoción, entregándose en alma y cuerpo, conscientes de que no recibirán dinero por su trabajo cuando todo esté hecho. Llegan incluso a rechazar otros trabajos con buen salario por su compromiso con el desarrollo de un proyecto en el que creen.

K. G.: El mayor inconveniente es estar rodeados de políticos y trabajadores que no tienen ningún interés en sacar adelante el cine búlgaro. El espíritu creativo se encuentra permanentemente obstaculizado por la estrechez de miras, las intrigas y las influencias. Durante décadas, los políticos se han mostrado sordos ante quienes pedíamos la creación de un fondo para el cine. Por desgracia, la idea de que el cine no es más que un negocio y una industria y de que no debería verse como un arte es cada vez más compartida.

¿Cómo se posicionan ustedes en la reciente polémica sobre la decisión del Consejo Nacional de Cine, que ha elegido a la desconocida Bulgarian Rhapsody como candidata búlgara al Oscar en lugar de Viktoria [+lee también:
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, de Milko Lazarov?
P. V.: No es la primera vez que una situación de este tipo se da en Bulgaria. Seguramente, ya ha llegado al hora de cambiar las reglas y que la Academia del Cine de Bulgaria empiece a ser la encargada de elegir a la representante en los Oscar y no el Consejo Nacional del Cine. Será totalmente distinto cuando sean un millar de profesionales los que elijan la película que más lo merezca, en lugar de ocho o nueve personas que a menudo están involucradas directamente en las producciones candidatas a este reconocimiento. Es mucho más sensato considerar películas que hayan tenido éxito en Bulgaria y en el extranjero que una película que ni se ha estrenado.

¿Qué esperanzas albergan de cara al futuro? ¿Seguirán dirigiendo juntos?
K. G.La lección es la primera película de una trilogía y esperamos rodar la segunda entrega en 2015 o 2016. Esta vez, esperamos poder pagar a los técnicos y los actores. Jump y The Lesson se hicieron con la ayuda de grandes amigos y sin financiación estatal, aunque representaron a Bulgaria en todo el mundo. Por esto esperamos que el estado, por vía del Centro Nacional del Cine, deje de dejarnos de lado y se decida a brindarnos algún apoyo.

Seguiremos trabajando juntos porque nos gusta y lo pasamos muy bien. Nos sentimos más libres porque podemos ser más irresponsables. No pensamos “Oh, Dios, todo depende de mí. ¿Qué pasa si me equivoco?” Ambos sabemos que si uno se excede, ahí está el otro para corregirlo. Sabemos que si uno duda, el otro le dará confianza; que si uno se ahoga, el otro lo sacará del pozo. Si se tiene una idea bonita, el otro siempre encuentra una manera de ayudar y desarrollarla. Si la idea es mala, hay otro ahí para echarla por tierra.

Si dispusieran de cinco millones de euros y tuvieran que gastárselos en una sola película, ¿de qué se trataría?
P. V.: Nos interesa mucho la vida de un cierto búlgaro llamado Assen Jordanov, nacido en 1896. A sus 15 años, inventó un aparato volador que dio lugar al arranque de la historia de la aviación en el país. Después, se trasladó a EE. UU. y se convirtió en una figura significativa dentro del desarrollo de la aviación en todo el mundo. Esta película costaría, desde luego, no menos de cinco millones de euros por el periodo histórico en que transcurre y porque la mayoría de las cosas ocurren en el aire.

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(Traducción del inglés)

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