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François Ozon • Director

“Para mí rodar es un gran placer”

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- El director francés François Ozon regresa con Una nueva amiga, un luminoso film sobre la identidad, las nuevas familias y la libertad

François Ozon • Director

El director francés François Ozon regresa al Festival de San Sebastián tras su Concha de Oro por En la casa [+lee también:
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en 2012, con Una nueva amiga [+lee también:
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, un luminoso film sobre la identidad, las nuevas familias y la libertad, protagonizado por Romain Duris y Anaïs Demoustier.

Cineuropa: Cada nueva película suya es diferente: cambia continuamente de género y estilo en su carrera.
François Ozon: Trato de no repetirme, de experimentar cosas nuevas e ir en otras direcciones. Para mí rodar una película es un gran placer. Tengo amigos directores que sufren haciéndolo; yo, no. Creo que lo paso peor cuando me toca hacer promoción. Siento mucho gusto escribiendo los guiones, preparando el rodaje, trabajando con los actores y editando: para mí es como un juego, no un trabajo.

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Aunque se pueda definir como una comedia o, incluso, un melodrama, creo que Una nueva amiga se acerca más al cuento de hadas...
Exactamente. Para mí es eso: la idealización de una situación difícil, porque, por supuesto, la vida de personajes como ésos no es tan fácil como aparece en el film; era importante que la película tuviera un final feliz, porque la historia es compleja y la situación político-social en Francia es muy violenta hacia el matrimonio gay.

¿Sigue siendo necesario incidir en esa defensa?
Sí, porque la sociedad quiere negar ese hecho, por eso es necesario mostrar esas nuevas familias, para que sean aceptadas. Creo que en época de crisis se tiende a volver a valores conservadores, porque la gente tiene miedo a la libertad: se quiere saber claramente qué es un hombre o una mujer, qué es blanco o negro... pero se dan cuenta de que todo es posible, que puedes ser libremente lo que tú quieras y eso asusta.

Los colores son intensos y todo es bello en tu cine: los actores, los vestidos, las casas...
Creo que tiene que ver con el deseo. Cuando vas al cine, quieres enamorarte y ver cosas bonitas. Por eso para mí es importante tratar de rodar con actores guapos, pero depende de la historia: en algunos momentos de mis películas, los personajes pueden llegar a ser también desagradables. Pero quiero entretener a las audiencias con películas ágiles, no deseo aburrirles con una historia que sólo vean unos cuantos en la filmoteca.

¿Cómo ha sido la reacción ante Una nueva amiga en Toronto y ahora en San Sebastián, donde se ha visto por primera vez en Europa?
La acogida ha sido más cálida aquí, allí quedaron más en shock. Aquí la gente tiene la mente más abierta y siento que los europeos entenderán mejor mi película, porque es retorcida, tiene giros y juega con diferentes géneros, y en América habitualmente un film está claramente definido: una comedia, un drama o una de acción. Cuando tú juegas mucho con la audiencia y con el género, eso les perturba, porque allí el cine es simplemente una industria, un producto, con su marketing definido. Y cuando haces una película transgénero como ésta, no saben qué pensar. Creo que en España el público la entenderá estupendamente porque tiene la tradición cinematográfica de Buñuel y, por supuesto, de Almodóvar, quien me encanta: es uno de mis directores favoritos; me gustan sus experimentos y comparto con él la fascinación por los melodramas americanos de los años cuarenta y cincuenta protagonizados por mujeres.

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