26/03/2015 - Cineuropa estuvo con el director anglo-noruego Bobbie Peers, quien acaba de presentar su primer largometraje The Disappearing Illusionist

Clausurando el festival Kosmorama de Trondheim hemos podido ver este año la película The Disappearing Illusionist [+lee también:
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entrevista: Bobbie Peers
ficha de la película], primer largometraje de Bobbie Peers. Este realizador anglo-noruego, diplomado de la London International Film School, es conocido sobre todo por su cortometraje Sniffer, que obtuvo la Palma de Oro del Festival de Cannes en el año 2006.

Cineuropa: ¿Como nació su película?
Bobbie Peers: Fue Bjørn Olaf Johannessen, guionista y dialoguista, quien me habló un día de un suceso real ocurrido en el año 2003: a Dirk Ohm, un ilusionista alemán desaparecido después de una corta estancia en Grong, una localidad al norte de Trondheim, lo encontraron muerto en un torrente un mes más tarde. Yo mantuve solamente lo esencial de este enigma nunca dilucidado. El resto es pura ficción. La parte visual es primordial para mí así que, como con Sniffer, hice el diseño de todas las escenas, y después le mostré a Bjørn una selección de esos diseños para que me diese su opinión. Así fue como nuestra película vio la luz del día.

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Su Dirk Ohm está interpretado por el actor alemán August Diehl…
Sí, y su principal compañera es la actriz danesa Sara Hjort Ditlevsen, que interpreta a Maria. Me gustaría destacar la participación de los habitantes de Grong, no sólo en calidad de figurantes sino también por su absoluta disponibilidad y rapidez a la hora de ir a buscar nieve allá en las alturas cuando nuestro decorado natural empezó a derretirse de repente.

¿Quién interpreta al policía?
Es un actor islandés llamado Ingvar Eggert Sigurðsson, al que se pudo ver en De caballos y hombres [+lee también:
crítica
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entrevista: Benedikt Erlingsson
ficha de la película] de Benedikt Erlingsson. Este policía representa la ley y lleva a cabo su investigación de manera totalmente profesional, pero lo cierto es que siente aprecio por Dirk. Vive entre dos mundos. Para mí es como Caronte, el barquero de la mitología griega encargado de guiar las sombras de los difuntos a la morada de los muertos. Dirk, por su parte, vive constantemente en dos mundos: por un lado en el real, el que está en la superficie, y por el otro en el mundo subyacente, más profundo. La muerte está en el corazón de la película, no así el miedo a la muerte, que es ese tabú del que ya prácticamente no nos atrevemos a hablar hoy en día.

Decidió rodar en 35 milímetros…
Efectivamente. Este formato acentúa el lado orgánico de las cosas: la textura de la nieve es más bonita, casi incluso tenemos la sensación de tocarla. Me gustaría añadir que, cuando de pronto todo el equipo electrónico dejo de funcionar debido a las altas cotas de frío, la cámara de 35 milímetros aguantó perfectamente el tirón, para gran alivio del director de fotografía Jakob Ingimundarson, un amigo islandés con el que llevo trabajando desde siempre. 

¿Es Dirk Ohm una película de gran presupuesto?
El presupuesto medio de una película en Noruega suele rondar los 15 millones de coronas. Sin embargo, nuestra película ha costado un poco más de 21 millones de coronas, lo que equivale a 2 millones y medio de euros. Conseguimos la financiación con bastante rapidez, primero en Noruega gracias a Mer Film, siguiendo después con distintas ayudas, como la de Eurimages, entre otros. 

Su película intenta ser diferente...      
Podría haber hecho una película más convencional y accesible, pero creo que un artista no debe tener miedo al fracaso, y por lo tanto no debería tender de entrada hacia el conformismo. Me gustaría que la gente se fuese introduciendo en la película a ritmo pausado, como lo hacemos al viajar, abiertos, relajados, dispuestos a reflexionar y a interrogarnos cosas a medida que pasan los minutos. No estaba buscando un tempo rápido o un ritmo entrecortado. Lo que he intentado lograr es recrear las emociones que yo sentí tras la primera lectura de guion y hacer al espectador adoptar el tono de Dirk. Al final el círculo se cierra cuando, al igual que ocurría al inicio del film, la cámara se vuelve subjetiva: ¿estamos acaso compartiendo la perspectiva de Dirk? La tira de imágenes que la sucede o la precede, ¿son recuerdos o fantasias? ¿O somos, por el contrario, víctimas de una ilusión? Corresponde a los espectadores completar el mosaico, imaginar, meditar…

(Traducción del francés)