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Stéphane Brizé • Director

"La ética personal y el lugar que aceptamos ocupar"

por 

- CANNES 2015: Entrevista con el francés Stéphane Brizé, que compite en el 68º festival de Cannes con La ley del mercado Premio a la Mejor Interpretación Masculina

Stéphane Brizé  • Director

Con La ley del mercado [+lee también:
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, su sexto largometraje tras Le bleu des villes (presentado en la Quincena de los Realizadores de 1999), No estoy hecho para ser amado [+lee también:
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(con el que compitió en San Sebastián en 2005), Mademoiselle Chambon [+lee también:
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(ganador en 2010 del César al mejor guion) y Quelques heures de printemps [+lee también:
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(estrenada en Locarno en 2012 antes de que lograra cuatro nominaciones a los César del año siguiente), Stéphane Brizé participa en la 68ª edición del festival de Cannes por primera vez en su carrera en la competición por la Palma de Oro.

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Cineuropa: ¿Qué le llevó a hacer La ley del mercado?

Stéphane Brizé: Las ganas de enfrentar y dar voz a la humanidad de un hombre frente a la brutalidad de un sistema. Decidí enfocar mi cámara hacia un tipo derecho y honesto que, desgraciadamente, se ve marginado y debe experimentar su propia humanidad. La cuestión de partida era: ¿podemos hacer cualquier cosa por un empleo, por un contrato indefinido?

¿Qué parte de investigación ha habido detrás del guion, cuya redacción ha compartido con Olivier Gorce?

Alimentábamos nuestra inspiración con todo lo que nos llegaba de los medios de comunicación y de la vida cotidiana. También teníamos la necesidad de conocer bien todas las situaciones que iba a mostrar, en particular la del trabajo en el supermercado. Pasé meses allí e hice unas prácticas de agente de seguridad. Vincent Lindon también se quedó allí un tiempo para ver cómo funcionaba, escuchar, tener elementos de lenguaje durante las interpelaciones, comprender la manera física con que deambulan. También acudí en varias ocasiones a realizar cursos de formación al paro, sobre temas como el CV o la entrevista de trabajo, para capturar esa realidad, ver cómo se construyen esas situaciones, conocer el camino que efectúa alguien que busca un empleo desde hace 15 meses, dos años, etc.. Era una necesidad porque una película no es ningún fantasma sino una realidad que hay que observar y que no puedo transformar para que se amolde a mi voluntad de guionista.

¿Cómo hizo para evitar el escollo del patetismo?

Es algo que oigo desde que empecé a hacer cine porque filmo personajes en los grandes edificios grises y pobres de la periferia. Nunca he tenido ese temor; me planteo la creación de la ficción: cuáles son las herramientas de ficción y dónde está el límite que separa lo digno de lo indigno. Hay herramientas narrativas que no casan con mi ética, así que no las utilizo, y hay ciertas respuestas que no son fruto de una gran reflexión: trato de situarme en el lugar más apropiado y a la distancia adecuada para no caer en la vulgaridad.

Usted evita con gran cuidado el maniqueísmo.

Lo que me interesa es el realismo. Si vemos de frente las cosas de nuestro mundo, no hay una oposición maniquea entre el bien y el mal. A veces hay gente que hace mucho daño y que, sin embargo, tienen cara de ser buenos tipos; otros que tienen pinta de ser malos y son muy majos. Los arquetipos del amable y del mezquino que aparecen en las películas son un determinado tipo de cine. La realidad está llena de matices. En La ley del mercado, aparte quizá del director del supermercado, todos los personajes se encuentran sumergidos en un sistema y aceptan ocupar un lugar en él pero no lo hacen por maldad; lo hacen sin tener la mínima conciencia de la violencia que ello puede provocar en la persona que está enfrente. Todo esto tiene que ver con la ética personal y el lugar que aceptamos ocupar en nuestro mundo. Podemos decir: "no soportaría ocupar un lugar que va a engendrar brutalidad y va a triturar a mi prójimo". ¿Pero tenemos los medios económicos para hacerlo? Es una cuestión aterradora.

¿La duración de las secuencias es una decisión de partida o se tomó durante el rodaje?

Es una intención que teníamos desde que escribimos el guion. Sabía que las secuencias iban a durar en ocasiones cinco minutos o más, o, como mínimo, tres minutos. Es algo que he hecho todo el tiempo y que me ha llevado a plantearme la dinámica de la narración y por tanto a crear elipsis. Para permitirme tomarme mi tiempo en las secuencias, estoy obligado, y esto no es en absoluto algo doloroso, a cortar y pasar de una situación a otra de manera radical, sin transición, entrando en el interior de las secuencias, para crear una dinámica y para mantener alentado al espectador.

¿Por qué optó por colocar a un actor profesional (Vincent Lindon) entre no profesionales?

Me apetece crear un efecto de realidad y tengo la impresión de que va a resultar más poderoso con eso que viene llamándose actores no profesionales. Estas personas tenían la ventaja sobre Vincent de conocer muy bien su trabajo y los mecanismos profesionales en juego en cada escena, mientras que Vincent tenía la ventaja de ser un actor profesional. Tenía el equilibrio justo entre la ficción y los elementos de la realidad que alimentan continuamente la ficción.

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(Traducción del francés)

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