Alice Winocour • Directora
"Esta sensación de que el mundo se hunde"
por Fabien Lemercier
- París albergó nuestra reunión con la prometedora cineasta francesa Alice Winocour para hablar de su segundo largometraje: la audaz e impactante Maryland
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ficha de la película] (Disorder), presentada en la sección Un Certain Regard del 68º Festival de Cannes y dirigida por una Alice Winocour que volvió adonde estrenó su primer largo, Augustine [+lee también:
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ficha de la película], en aquel caso en la Semana de la Crítica de 2012. Nos reunimos el país con la cineasta para hablar de su última película.
Cineuropa: ¿Cómo es que optó por un asunto militar para Maryland?
Alice Winocour: En primer lugar, los soldados volvieron de Afganistán, y la figura del veterano la ha explotado mucho el cine americano, no así el cine francés. Conocí muchos soldados que me contaron sus problemas al volver al mundo "real", normal, fuera de las zonas de combate, sus dificultades a la hora de aceptar la realidad. Así nació Vincent, el protagonista del film. Imaginé este personaje completamente desfasado, caído a un mundo de traficantes de armas, políticos corruptos… esa especie de atmósfera brumosa en la que no entendemos bien qué pasa, donde uno percibe una amenaza latente.
La alteración de la percepción no es nada fácil de filmar. ¿Cómo sorteó el problema?
Desde la fase de escritura, me dije que la película debía ser muy sensorial, que debíamos estar en la piel del personaje para experimentar el mismo vértigo que lo enfrenta a la realidad: no ver más que lo que él ve, no entender más que lo que él entiende. Ha habido un gran trabajo con el sonido y la banda sonora de la película para alterar la percepción auditiva con diferentes formas de distorsionar la realidad. Yo quería que el espectador fuera como un personaje, como una especie de duda permanente de saber si hay de verdad una amenaza o no, si estamos en un mundo fantasmagórico o real. Me parecía también una cuestión muy contemporánea cuando vemos la extrema vigilancia en la que todo el mundo está en relación con los atentados, una actitud un poco alocada aquí pero que es necesaria para que los soldados sobrevivan en el campo de batalla.
Esta hipersensibilidad de Vincent roza un sexto sentido.
Imprimí en la película mis miedos infantiles de la tormenta y la oscuridad y también los que tengo ahora sobre el flujo permanente de información, de imágenes muy violentas, esa sensación de ser testigo de todo sin tener nada real a lo que agarrarse, totalmente impotentes. Eso es lo que traté de traducir en el personaje que ve todo y oye todo pero no capta más que pedazos, que, aún así, se le presentan sumergidos en la niebla. Al principio, la cinta es un poco documental con el trabajo del equipo de seguridad en esta gran villa; después, poco a poco, deriva en lo que diríamos la pesadilla de Vincent, como si su pesadilla paranoica se realizara. Se convierte en algo casi fantástico. Quería entrar literalmente en su miedo, que para mí es el miedo en el que todos nos encontramos hoy en día: esa sensación de que el mundo se hunde. Traté de mostrarla también con elementos climáticos, con ese caos, para relatar una historia de amor al margen, con dos personas que vienen de mundos opuestos: el mundo de los soldados que vuelven del combate y el mundo de Jessie, que es una especie de "mujer trofeo" en una prisión dorada. Dos soledades se encuentran justo cuando el peligro planea sobre sus cabezas, acercándolos poderosamente. Pero no quería eludir el miedo en esa relación ni la violencia de su encuentro, puesto que Jessie siempre teme a Vincent, que no deja de ser un tipo bastante temible.
¿Por qué se decantó por una película de género?
Me gustaba la idea de hacer una película de acción, un territorio reservado a los hombres generalmente. Yo también quería afirmar que no hay dominios reservados, que las mujeres no estamos encajonadas en el registro de la intimidad, que también pueden realizar todo tipo de cine. Después, me dejé guiar por mi amor por el cine, por el placer que experimento como espectadora con películas como Take Shelter o Una historia de violencia, que me han marcado profundamente. También me parecía interesante transformar al héroe, de hablar de este clima de podredumbre de la sociedad, de hombres políticos corruptos. Evidentemente, la historia política aparece fuera de campo; sólo percibimos fragmentos porque no dejamos de estar en el punto de vista de Vincent. Tengo la impresión especialmente hoy de que de todos estos asuntos políticos, por mucho que leamos, no conocemos más que una parte: se alargan durante años y luego todo queda en la opacidad total. También pensé en La conversación o en películas de Antonioni como La Noche o Blow-Up, donde personajes muy sensoriales recorren mundos de los que parecen ser testigos.
¿Ya tiene una próxima película en la cabeza?
Ya he empezado a trabajar en un nuevo proyecto: otra historia de amor un tanto extraña. Aspiro a acercarme todavía más a la emoción.
(Traducción del francés)