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Mikhaël Hers • Director

"Capturar en el cine el paso del tiempo"

por 

- Nos encontramos con el cineasta francés Mikhaël Hers para hablar de su segundo largometraje, This Summer Feeling

Mikhaël Hers  • Director

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en Locarno en 2010, Mikhaël Hers vuelve a la palestra con Ce sentiment de l'été [+lee también:
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, un segundo largometraje "atmosférico" que protagonizan el noruego Anders Danielsen Lie, la francesa Judith Chemla y el estadounidense Joshua Safdie.

Cineuropa: Ce sentiment de l'été transcurre en Berlín, París y Nueva York. ¿Cómo nació la idea del guion?
Mikhaël Hers: Siempre parto de los lugares a la hora de escribir. Es lo que da impulso. Hice mis primeras películas apenas en un perímetro de 10km2, en la periferia oeste de París, y necesitaba explorar nuevos territorios. Mantengo una relación muy cercana con estas tres ciudades; sus paisajes me transmiten: lesa mezcla de ambientes un poco boscosos, aflorados, y elementos mucho más urbanos. Estoy en una búsqueda infinita de esos paisajes. Estar en un parque y tener una vista de la ciudad y tener una línea de árboles perfilada en el horizonte: la yuxtaposición de estos espacios responde a algo bastante misterioso en mí.

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¿Qué tema principal deseaba usted abordar?
El asunto del paso del tiempo y de la desaparición. Aquí lo trato de una manera un poco más frontal con respecto a mis otros cortos y mi primer largo, porque la película empieza con una muerte. Lo que me interesa es la repercusión de la desaparición en la gente que se queda, ver cómo podemos capturar en el cine ese paso del tiempo, ya que tengo la impresión de que es la cuestión a la que todos nos hemos enfrentado, antes o después, de un modo u otro: la ausencia, el duelo, lo que se nos escapa...

¿A qué se debe la temporalidad de la intriga, distribuida a lo largo de tres años?
No me interesaba filmar la estupefacción, la inmediatez del shock. Creo que eso no se filma, es una violencia inenarrable. Tampoco podía alargarse la historia durante 30 años. Escogí la temporalidad que me pareció más justa pero es algo muy intuitivo. No tengo la costumbre de teorizar: hacer cine es una gran suerte e implica también la libertad de no quedarse con todo.

¿Por qué tres veranos?
Cuando escribo, siempre es esa estación la que aparece. Es, naturalmente, una estación llena de vida, luminosa, de renovación, pero me parece que también es el periodo durante el cual el aburrimiento y la ausencia son más incisivos. Me gusta esa ambivalencia y los sentimientos que la acompañan.

Usted se acerca con amabilidad a temas graves. ¿Es algo premeditado?
Es una cuestión de personalidad. No me obligo a intentar filmar cosas con cierta benevolencia. Sin duda, es algo que está ligado a mi manera de concebir las relaciones entre la gente. Pero eso no impide en absoluto la expresión de sentimientos ambivalentes, el sentimiento de la violencia de forma subterránea. No quiero edulcorar pero tampoco tenemos necesidad de violentar a los personajes y a los espectadores para transmitir la sensación de un mundo incomprensible. No nos acercamos necesariamente a la verdad y a la esencia de las cosas con el látigo en la mano hacia aquello que intuimos que es su epicentro; podemos acceder a través de la iluminación y los ecos. Evidentemente, no hay que caer en los vicios ni evitar los conflictos pero creo que la realidad de la ausencia y del duelo se deja entrever probablemente de manera más justa y mejor con el paso del tiempo.

Usted ha elegido rodar en Super 16.
Es un formato que me emociona, más aún que los 35mm. Esto quizá escandalice a los directores de fotografía pero me parece que ahora no se percibe una gran diferencia entre los 35mm y el digital, mientras que con el Super 16 es totalmente distinto. Es un mundo aparte, una imagen granulosa, imperfecta, que casi podemos tocar. Para un cine que trata el paso del tiempo, es el formato ideal.

¿Resulta fácil de financiar su cine?
Es complicado pero tenía un productor increíble, Pierre Guyard (Nord-Ouest Films), que peleó para que la película pudiera hacerse en condiciones muy decentes. Soy consciente de que tengo mucha suerte, con este tipo de cine sin casting, sin temas sociales, con una temporalidad particular y en el contexto actual. Es una obra escurridiza tanto en términos de financiación como de recepción. A algunos les impacta porque habla de la vida ordinaria y se ven muy cercanos a los personajes a la vez que a otros que buscan un cine frontal esto les parece excesivo.

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(Traducción del francés)

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