Lucas Belvaux • Director
"Mediante la ficción podemos entrar en la intimidad de los personajes"
por Aurore Engelen
- Lucas Belvaux propone en Chez Nous una historia ultracontemporánea protagonizada con brillantez por Emilie Dequenne y André Dussollier.
Lucas Belvaux, cineasta belga nacido en Namur, se dio a conocer en especial con su ambiciosa trilogía: Una pareja perfecta [+lee también:
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ficha de la película]. Su cine a menudo aparece anclado en un contexto sociológico fuerte y bebe de las corrientes de fondo que atraviesan nuestras sociedades. Con Chez Nous [+lee también:
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entrevista: Lucas Belvaux
ficha de la película], Belvaux va un paso más allá. Se trata de una cinta de rabiosísima actualidad política sobre los mecanismos de seducción desplegados por los partidos populistas, vistos a través de los ojos de una joven enfermera, simpatizante de uno de ellos casi a su pesar.
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ficha de la película] con Emilie Dequenne en Arras, estábamos en plena campaña electoral. Todos los sondeos daban al FN [ndt.: el Frente Nacional, partido de extrema derecha en Francia] entre un 30% y un 40% de votos. Filmando su personaje, una mujer simpática, inteligente, voluntaria y optimista, me preguntaba por quién votaría... y me dije que debía hacer una película con un personaje más o menos similar, una especie de prima de Jennifer.
¿Qué vínculo mantiene con el libro de Jérôme Leroy, Le Bloc?
Tomé ciertos personajes, principalmente Agnès Dorgelle [ndr: Catherine Jacob, la "clon" de Marine Le Pen] y Stanko [ndr: un militante skinhead]. El libro me dio sobre todo la manera de abordar la historia bajo la forma de una ficción. De hecho, trabajé con Jérôme Leroy como coguionista.
El personaje de Agnès Dorgelle, al final, es bastante periférico, aun si giran en torno a ella los demás personajes.
Las instancias del partido me interesaban muy poco. Ya son personajes de televisión. Lo que me interesa es su estrategia, sus métodos de marketing para seducir al público. Quería retratarlo con la mayor precisión para cuestionar las razones por las que votan los electores.
Los dos personajes más inquietantes resultan ser los dos rostros más atractivos: la inocente Pauline y el respetable Berthier?
La extrema derecha francesa reivindica su amor del pueblo a la vez que aplica una ideología de lo más obsoleto. Esa gente no ama Francia tal y como es desde hace más de 250 años. Después está el nuevo Frente Nacional, los nuevos militantes, con un conocimiento de la Historia bastante limitado, permeables en gran medida a todo lo que uno les diga. Con un discurso mínimamente adaptado, uno llega a seducirlos rápidamente, a sacar rédito de su cólera, de sus ganas de compromiso y hasta de cambiar el mundo. Casi podemos decir que hay cierto idealismo en gente como Pauline y cierta rabia y resentimiento en su amiga Nathalie. Por supuesto, no hablo aquí de lo que es aún menos divertido, el racismo y el antisemitismo reciclados hasta el infinito. Es un recurso, una especie de partido providencial sostenido en un programa extremadamente contradictorio, puesto que un partido populista debe dirigirse al máximo número de personas y esa gente piensa cosas bien distintas.
La cinta está poderosamente cimentada en su territorio y en la historia.
Contar una historia es dar cuenta de las gentes que la viven. La geografía habla, sobre todo en esta región. Se trata de un territorio en permanente recomposición y reinvención. Hoy en día resulta aún más difícil porque debemos reinventar nuestra sociedad teniendo en cuenta al resto del mundo. Es complicado pero no es con programas envejecidos durante 150 años como resolvemos los problemas actuales.
La suya es una película con una historia muy contemporánea. ¿Cómo trabajó dada la simultaneidad entre su trabajo y la actualidad?
Yendo deprisa. Había que escribir deprisa, rodar deprisa y estrenar la película deprisa. Era urgente debido a las elecciones. Había que sacar la película durante la campaña para alimentar el debate, arrojar una luz un tanto distinta de la de la prensa o la actualidad. El cine da un poco de perspectiva, alarga el tiempo, permite una reflexión más profunda porque, entre otras cosas, mediante la ficción podemos entrar en la intimidad de los personajes. Quería salir de la comunicación más breve, que sirve más que nada a los populistas.
(Traducción del francés)
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