Ruth Beckermann • Directora
"Quería ofrecer una visión completa de la época y observarla desde diferentes puntos de vista"
por Marina Richter
- Nos hemos reunido con Ruth Beckermann en el Festival Diagonale para hablar sobre su documental político El caso Kurt Waldheim, que ganó el premio al Mejor documental en la Berlinale de este año
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ficha de la película], Ruth Beckermann hace un interesante acercamiento al Asunto Kurt Waldheim que tuvo lugar a finales de los años 80, después de que Waldheim terminara su carrera como Secretario General de las Naciones Unidas (1972-1981). La directora expone cómo era la época en que sucedió todo, valiéndose de material de archivo y de sus propias grabaciones. Hablamos con ella en el Festival Diagonale.
Cineuropa: Tu investigación para el documental Waldheim empezó en 2013, pero la dejaste y decidiste retomarla dos años después. ¿Por qué quisiste tomarte un descanso?
Ruth Beckermann: Cuando decidí hacer la película, elegí una productora que me hizo esperar mucho tiempo, así que empecé a rodar The Dreamed Ones [+lee también:
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ficha de la película], mi película anterior. Al final, resultó ser la decisión correcta. Si la película de Waldheim se hubiese estrenado hace dos años, no habría tenido la vigencia que tiene hoy. Pero yo sabía que la retomaría algún día. Volví a ver el material que tenía grabado en cuatro cintas VHS. En total, sumaban unas dos horas de duración. Fue muy emocionante retomarlo después de tanto tiempo.
¿Tenías pensado desde el principio trabajar con material de archivo?
¡Sí! Para mí, era un desafío estético e intelectual. Sabía que no quería hacer entrevistas porque el “¿Te acuerdas de…?” es muy típico de los documentales para la televisión. Estaba mucho más interesada en ver lo que la gente tenía que decir en la época del Asunto Waldheim y tomar mis propias decisiones.
El material que rodaste en los años 80 habrá desvelado varias sorpresas.
No tantas. Mi material está guardado en mi memoria. Por otra parte, algunas de las cosas que encontramos en los archivos eran sorprendentes. Recordé el antisemitismo y las cosas terribles que decía la gente en la calle. Era algo que yo había olvidado y fue chocante volver a experimentarlo. Para mí, fue completamente nuevo ver la vista en el Congreso de Estados Unidos, cuando Gerhard Waldheim defendió a su padre. Fue una sensación completamente nueva. En realidad, es una película de padres e hijos, hay pocas mujeres.
Está la “Primera Dama”…
Sí, en la película hay tres mujeres en total: Elisabeth Waldheim, Rosa Jochmann, antigua activista de la resistencia que aparece dando un discurso antifascista al final de la película; y la política estadounidense que consiguió que el Congreso de Estados Unidos incluyese a Waldheim en la lista de observación.
¿Qué buscabas exactamente en los archivos de la ORF, a parte de los acontecimientos que provocaron la caída de Waldheim?
Le eché un vistazo a todo desde el año 1986, pero no me detuve ahí. Los dos años siguientes también eran interesantes: 1987 porque fue cuando incluyeron a Waldheim en la lista de observación, y 1988 por las consecuencias. También investigué los acontecimientos relacionados con los nazis desde 1945 en adelante. Entre otros, estaba el juicio a Franz Murer y el escándalo que rodeaba al profesor universitario Taras Borodajkewycz, cuyas clases pro-fascistas provocaron grandes manifestaciones estudiantiles en Viena. Ambos tuvieron lugar en los años 60. Pasamos mucho tiempo en el archivo. Quería ofrecer una visión completa de la época y observarla desde diferentes puntos de vista, así que hice una investigación larga antes de elaborar el concepto de mi película.
Es un documental reflexivo que no se deja llevar por las emociones. Tu voz conduce la narración con calma y compostura. Además, tomas distancia del tema que estás tratando.
Eso es porque ha pasado mucho tiempo. Si hubiese hecho la película en aquel momento, me habría mostrado más conmovida. Pero es porque hay una gran distancia física entre el pasado y el presente. Pienso que he hecho bien en hacer una película analítica en los tiempos que corren y no dejarme llevar por las emociones porque eso es exactamente lo que hacen los populistas. Juegan con las emociones constantemente, como todos los políticos que aparecen en la película. Sueltan grandes palabras como “patria” y “valores”, los ases del juego del verdadero patriotismo. También pienso que una película sobre las emociones no debería ser conmovedora porque las emociones ya están presentes en el material de archivo.
Es aterrador encontrar tantos paralelismos entre el pasado y el presente.
Los políticos actuales son mucho más astutos. Antes eran más directos y no contaban con profesionales que les asesorasen sobre la apariencia, el lenguaje, el vestuario o el lenguaje no verbal. Los contemporáneos como Sebastian Kurz van bien afeitados, con una sonrisa blanca y cuidadosamente peinados. Les asesoran hasta en el más mínimo detalle. Saben dirigirse a las masas mucho mejor que sus predecesores. Alguien con la apariencia de Waldheim no llegaría a convertirse en político en la actualidad. En este sentido, las cosas han cambiado mucho.
(Traducción del inglés)