SAN SEBASTIÁN 2018 Competición
Rodrigo Sorogoyen, Isabel Peña • Director, guionista
"Nos terminamos atreviendo a hablar del tema porque la sociedad está cada vez más preparada"
por David González
- SAN SEBASTIÁN 2018: El director Rodrigo Sorogoyen y la coguionista Isabel Peña nos hablan de su cinta El reino, que lleva la corrupción política española a la competición por la Concha de Oro
Dos años después de haberse llevado el Premio a Mejor Guion con Que Dios nos perdone [+lee también:
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entrevista: Rodrigo Sorogoyen
ficha de la película], el director Rodrigo Sorogoyen y su fiel coguionista Isabel Peña vuelven al Festival de San Sebastián con su nueva película, El reino [+lee también:
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entrevista: Rodrigo Sorogoyen, Isabel …
ficha de la película]. Protagonizada por Antonio de la Torre, la cinta se zambulle en los bajos fondos repletos de corrupción del mundo de la política, algo que lleva ya tiempo saliendo a la superficie en España.
Cineuropa: ¿En qué momento decidisteis que lo que veíais en los informativos iba a ser vuestra próxima película?
Rodrigo Sorogoyen: Lo decidimos a partir de la indignación ciudadana que todo el mundo sintió cuando empezaron a salir todos estos casos de corrupción a la luz, en una época muy convulsa. Vimos también el potencial cinematográfico que tenía, porque eran todo posibilidades de thriller, de personajazos, de traiciones… Incluso de drama humano: si de repente una persona rica, que lo tiene todo, que se ha sentido que era el tío más poderoso del mundo, se va a la cárcel por algo que ha hecho se debe sentir como un gilipollas. Había mucho potencial en eso.
¿Echabais de menos que esto se tratase en el cine español?
R.S.: Sí, en cuanto empezamos a pensar, nos dimos cuenta de que no se habían hecho en España muchas películas de esta índole, o por lo menos tratando la actualidad. Yo creo que va a pasar más, que vamos a empezar a hablar del tema. No digo que gracias a nosotros se va a hablar del tema, sino al revés, nosotros nos terminamos atreviendo a hablar del tema porque la sociedad está cada vez más preparada.
Isabel Peña: De hecho, nosotros no somos los primeros en hacer esto, B [+lee también:
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ficha de la película] de David Ilundain es un peliculón, muy valiente, que se hizo en 2015. Y creemos que no se va a quedar aquí esto, lo que será una muy buena señal de salud democrática.
La película es un ejemplo brutal de todo lo que está pasando en la España actual. ¿Cómo fue el trabajo de documentación para el guion, teniendo en cuenta que esto está aún completamente vivo y abierto?
I.P.: Hemos estado con el telediario todo el rato puesto, lo veíamos juntos y tomábamos notas; leíamos muchísima prensa, escuchábamos mucha radio… Poníamos una y otra vez las grabaciones de micrófonos ocultos, leíamos muchos libros de investigación periodística sobre corrupción, tuvimos la gran suerte de conocer en persona a jueces, a periodistas, a políticos, a empresarios… De todo eso hicimos un compendio. Nos llevó bastante tiempo, e incluso con el guion prácticamente cerrado, seguíamos viendo a gente, porque ¿por qué parar, si se puede seguir haciendo? Y además, lo hacíamos con Antonio de la Torre, que es un embajador maravilloso.
¿Se puede hablar de parecidos razonables entre personajes y personas reales?
I.P.: A mí me hace mucha gracia pensar en el juego de las siete diferencias: encuentra el político oculto entre el maquillaje. Y además, si lo dijéramos sería fácilmente manipulable la información que tratamos. Hemos decidido hacer un esfuerzo para que no haya nombres ni etiquetas. Si no, habríamos hecho una película basada directamente en hechos reales o un gran documental.
R.S.: Desde muy rápido sabíamos que no queríamos ceñirnos a nombres. Por ejemplo, la película Uno de los nuestros de Martin Scorsese es genial porque cualquier espectador puede decir, eso me podría pasar a mí. Si haces una película sobre Al Capone, pues es sobre Al Capone.
Precisamente eso, el hecho de que el político sea como todos los demás, ¿puede ser que la gente a veces no lo vea tan claro?
R.S.: Claro, antes de políticos son humanos, y cualquiera puede terminar siendo político. No se nace siendo político por tener cualidades para robar y para mentir. Hay de todo entre la opinión pública, pero existe cierta facilidad y pereza mental que hace muy fácil decir “no, no, eso no tiene que ver conmigo”.
Quizá vuestro interés en universalizar los hechos haya contribuido al interés internacional en la película, ya que habéis tenido coproductores en Francia desde el principio del proyecto. ¿Cómo habéis llegado a ello?
R.S.: Nuestros coproductores, Le Pacte, habían distribuido en Francia Que Dios nos perdone y les fue muy bien, y querían enterarse de nuestro siguiente proyecto. Leyeron el guion y se quedaron entusiasmados. Ellos vieron algo pintoresco, pero a la vez universal, en El reino. Y los mantenemos incluso como coproductores en nuestra siguiente película. Es curioso, porque todo el mundo ve mejor a los extranjeros; nos pasa también a nosotros. De repente en Francia nos tratan estupendamente, nos dicen que hacemos peliculones y que en su país no se hace nada parecido y que no entienden por qué. Y nosotros al revés, diciéndoles que en Francia son mil veces superiores en esto. Es un mal propio, el “complejo de pobre”, que dice Antonio de la Torre.
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