Richard Phelan y Will Becher • Directores de La oveja Shaun, la película: Granjaguedón
"Hemos transformado el monolito de 2001: Una odisea del espacio en una tostada quemada"
por Marta Bałaga
- Cineuropa ha entrevistado a Richard Phelan y Will Becher, las mentes tras La oveja Shaun, la película: Granjaguedón, que acompañaron en Zúrich a su reparto de figuritas
En La oveja Shaun, la película: Granjaguedón [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Richard Phelan y Will Becher
ficha de la película] de Richard Phelan y Will Becher, la secuela de La oveja Shaun: La película [+lee también:
tráiler
making of
ficha de la película] (2015) proyectada en la sección infantil del Festival de Zúrich, ha llegado la hora de los encuentros en la fase peluda: a Shaun y su rebaño se les une de repente una alienígena llamada Lu-La. Como era de esperar, se desata el caos, salpicado en esta ocasión con referencias a clásicos de la ciencia ficción, desde 2001: Una odisea del espacio hasta Chicken Run: Evasión..., perdón, La fuga de Logan .
Cineuropa: En la cinta hay muchas referencias a clásicos de la ciencia ficción. ¿Cómo decidís qué parodiar?
Richard Phelan: En el estudio todos somos grandes aficionados al género. Will y yo crecimos cuando los largometrajes de Steven Spielberg eran el no va más, pero también hay referencias a H. G. Wells y a Doctor Who. La pregunta siempre es la misma: ¿dónde está lo cómico? Para que lo metamos en la película tenemos que encontrarlo divertido. Y así, el monolito de 2001: Una odisea del espacio se ha convertido en una tostada quemada. Intentamos llevarlo hasta la esfera de lo absurdo.
¿La decisión de que los personajes no hablaran y se limitaran a emitir algunos sonidos fue sobre todo práctica?
Will Becher: En Wallace & Gromit: La maldición de las verduras [+lee también:
tráiler
ficha de la película], Shaun era una oveja y, como tal, balaba. Cuando Richard Starzak cogió el personaje y lo desarrolló para una serie de televisión, el motivo sí fue, en parte, económico, porque es muy complicado y laborioso hacer bocas de tantas formas. Pero a él le encantan la comedia bufonesca y la comedia muda, y también podía intuir el gran potencial de esa ausencia de palabras.
Aquí todos, aunque solo aparezcan brevemente en la pantalla, tienen sus propias características. Como el hombre que descubre la nave espacial, que no para de comer patatas fritas.
W.B.: ¡Él es quien desencadena toda la ovnimanía! Como lo encontrábamos entretenido, quisimos que apareciera en más ocasiones, siempre con sus patatas. Trabajamos con un equipo muy grande y todos tienen que saber lo que los personajes representan y quiénes son. En eso somos muy estrictos.
R.P.: Después de que un personaje aparezca y “tenga su escena”, a menudo le permitimos crecer orgánicamente en la historia. Fíjate por ejemplo en la anciana con el montón de pasteles en el pelo. Tiene una sola escena, pero es muy buena. En el caso de las ovejas, en la primera película escribimos biografías para todas. La gente del set y del estudio puede identificarlas y decir: “Ese chiste sería perfecto para Nuts, o ideal para la madre de Timmy”.
En estas historias siempre parece que las personas no se enteran de nada. Los animales son los que manejan el cotarro.
W.B.: Esa es la dinámica genial de Shaun y así lo desarrolló Richard desde el principio. Es una familia: Shaun y el resto del rebaño son como hermanos y el granjero es un padre que no tiene ni idea de lo que pasa. No puede seguirles el ritmo.
Es gracioso que vuestro trabajo coincida con la iniciativa “Storm Area 51”. ¿Cuándo decidisteis que este personaje extraterrestre podría ser una buena incorporación a vuestro universo?
W.B.: Lo desarrollamos inmediatamente después de la primera película de la oveja Shaun porque, una vez se demostró que podíamos hacerlas, las ideas empezaron a surgir. Aunque en Aardman a todos nos encanta la ciencia ficción, nunca habíamos hecho nada de ese género y la verdad es que encaja con el entorno de la granja: hay muchos largometrajes como Señales, ambientados en medio de algún maizal.
R.P.: Por alguna razón, los visitantes intergalácticos siempre eligen los pueblos más recónditos y anodinos. El diseño de Shaun es tan icónico que sabíamos que teníamos que conseguir que Lu-La encajara en ese universo. El cuerpo parece un cohete a punto de despegar y una vez que habíamos dado con la forma, empezamos a preguntarnos cómo de vivos podían ser su personalidad y sus colores. Cuando Shaun la ve, suelta: “¡Quiero quedar con ella!”. Es mucho más caótica de lo que él nunca podría ser.
El humor es comprensible para los niños, pero no es demasiado ordinario. Los personajes reaccionan de forma muy natural a lo que sucede.
R.P.: Eso es lo que hacemos: contarnos historias unos a otros y ver cómo nos comportamos. Tienes que creerte que eso les está pasando de verdad. La gente habla mucho del “humor británico”, pero yo creo que es algo muy universal. Las personas ven rasgos de sí mismos en estos personajes y precisamente de eso se ríen: de sí mismos.
(Traducción del inglés por Eva González)
¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.