Benjamin Ree • Director de The Painter and the Thief
"Hemos tenido muchísimas sorpresas que nunca me hubiese imaginado durante el proceso de creación"
por Maud Forsgren
- El noruego Benjamin Ree nos habla de su documental presente en el Festival de Haugesund The Painter and the Thief, que se origina en un suceso fuera de lo común
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tráiler
entrevista: Benjamin Ree
ficha de la película], el segundo largometraje documental del director noruego Benjamin Ree, premiado en el Festival de Sundance en enero, se presenta ahora en el Festival de Haugesund. Esta película, producida por Medieoperatørene y distribuida en Noruega por Euforia, nos cuenta el curioso encuentro entre la artista y pintora checa Barbora Kysilkova y el ladrón de uno de sus cuadros, Karl-Bertil Nordland.
Cineuropa: Tú tienes una formación sólida como periodista.
Benjamin Ree: Sí, pero mi verdadera escuela fue Magnus, mi primer largometraje documental, sobre el campeón de ajedrez Magnus Carlsen, cuya música compuso Uno Helmersson. A este compositor le debemos el tema musical que escuchamos al principio y al final de The Painter and the Thief.
¿Eres pintor?
No, pero vengo de una familia de artistas y me interesa el arte. Me fascinan los robos de cuadros y, cuando me enteré por la prensa noruega de lo que le había ocurrido a Barbora, la contacté.
Tu película está llena de sinceridad y humanidad.
Sin duda. Barbora, Karl-Bertil y yo trabajamos desde la confianza y el respeto mutuo. Al principio, grababa sin saber muy bien a dónde nos llevaría esta aventura, pero después empecé a apreciar todo su potencial.
Creo que los dos participaron en la creación de la película.
Yo les di algunas explicaciones detalladas de la razón de ser de cada escena. Hablar con ellos de dramaturgia les permitió, creo, olvidarse con facilidad de la cámara y expresarse con más libertad. A menudo, las aparentes banalidades, la asociación de ideas espontáneas, son más reveladoras de lo que creemos.
Flashbacks, pequeños saltos temporales, elipsis, omisiones…
Se justifican por los cambios de narrador y, por tanto, de perspectiva. Una toma desde otro ángulo, una iluminación diferente y se crea la tensión. Se añaden nuevos elementos al relato y la historia se enriquece. Descubrimos entonces a los personajes —casi podemos hablar de personajes— en su complejidad, con emociones y facetas que pueden sorprendernos.
Parece que estamos ante un díptico, frente a dos retratos que se responden en eco.
Barbora y Karl-Bertil muestran cómo son con el paso de los días. Están en igualdad de condiciones. Quería ese equilibrio entre los dos. Él es adicto a la heroína. La droga de ella es el arte. Su pintura es lo más importante. Cuando Barbora busca sus cuadros, no duda en correr riesgos para continuar con su investigación, mientras Karl-Bertil tiene el valor de exponerse, de mostrar una vulnerabilidad de la que es consciente.
En el fondo, ¿qué es The Painter and the Thief? ¿Una película de amor?
Mmm… En el sentido amplio de la palabra. Ante todo, es una película sobre una amistad insólita, sobre el poder reparador de la belleza y de la empatía, sobre la importancia de ser apreciado, aceptado, simplemente amado; sobre los traumas y cómo afrontarlos. Pero también es una película sobre cómo hablamos de nuestras vidas, de nosotros mismos. En mi caso, soy ante todo un observador. Dejo que la cámara capte los gestos, las expresiones de la cara y aproveche los momentos decisivos. Grabé el 70 % del material original.
Cine de realidad…
Es cierto porque soy un narrador invisible, pero no soy un catalizador, no intervengo directamente. Junto con el fotógrafo Kristoffer Kumar y el montador Robert Stengård, tuve que tomar decisiones dramatúrgicas y estéticas, pero también éticas: ¿hay que seguir grabando una escena delicada, a riesgo de traicionar la confianza que las personas han depositado en ti? Tres años de rodaje, ocho semanas de montaje…y algunos dilemas.
¿La motivación siempre ha estado ahí?
Sí. ¡Muchas sorpresas inesperadas marcaron el proceso de creación! A veces la realidad supera la ficción, ¿sabes? La curiosidad me llevó a embarcarme en esta aventura, el deseo de estimular el intelecto mientras despierta emociones y también el interés sincero que siento por Barbora y Karl-Bertil. Al principio, estaba fascinado por sus diferencias, pero luego me di cuenta de lo parecidos que eran. Dos seres apasionantes.
(Traducción del francés)
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