BLACK NIGHTS 2020 Competición Óperas primas
Rana Kazkaz y Anas Khalaf • Directores de The Translator
"Es como si cada gobierno hubiera aprendido el manual sobre cómo deslegitimar al manifestante pacífico"
por Kaleem Aftab
- Los directores Rana Kazkaz y Anas Khalaf hablan con Cineuropa sobre su largometraje de debut, The Translator, que se proyecta en la Competición Óperas primas del Black Nights de Tallin
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crítica
tráiler
entrevista: Rana Kazkaz y Anas Khalaf
ficha de la película], que ahora se proyecta en la sección Competición de Óperas primas del Festival Black Nights de Tallín, y de lo que han descubierto sobre el poder de la protesta pacífica.
Cineuropa: La historia de un intérprete que comete un pequeño error mientras habla del régimen sirio parece tan real que sorprende enterarse de que esa parte de la película es inventada. ¿Cómo surgió la idea?
Anas Khalaf: Bueno, todas las fechas son reales desde el principio de la revolución, y el equipo olímpico sirio fue a Sídney 2000, con 14 atletas. Había un traductor, un boxeador y un hombre del régimen que controlaba que todo fluyera porque el régimen se asegura de que cada palabra sea la correcta. Así que jugamos con eso.
Rana Kazkaz: Después, cuando empezamos a contarle la historia a otras personas, empezamos a oír casos similares que habían sucedido dentro de sus familias: deslices que luego les hacían perder sus comercios o su trabajo, o se sentían traicionados en otros aspectos. Así que la película se basa en una realidad que traería graves consecuencias sólo por un lapsus.
¿Qué importancia tiene el lenguaje en vuestro trabajo?
A. K.: A veces pienso en lo mucho que el lenguaje influye en nuestra vida. Vivimos en un hogar trilingüe, y nosotros nos hemos criado hablando varias lenguas. Una de las primeras películas que hicimos juntos, Mare Nostrum, estaba en lengua de signos árabe. De forma intencionada, no incluimos ningún tipo de diálogo, por lo que dependíamos únicamente del lenguaje cinematográfico. Creo que somos muy conscientes de cómo usamos el lenguaje en las películas que hacemos porque nos enfrentamos a ello todos los días: esos malentendidos y preguntas sobre cómo tender puentes entre culturas. Y lo interesante es que el inglés se convirtió en una oportunidad para Sami [el protagonista]; era un interés suyo, pero también se convirtió en una oportunidad. Desafortunadamente, más adelante también supuso un obstáculo para él. Yo diría que la importancia del lenguaje fue algo muy meditado.
Al igual que el protagonista, Sami, vosotros también os habéis exiliado. ¿Esa era vuestra conexión con el personaje?
A. K.: Seguramente, estamos intentando reparar la culpa que sentimos, y que compartimos con el protagonista, con Sami. Compartimos su culpa por haber dejado a su familia atrás, por eso se ve obligado a volver para ayudar a su hermano.
¿Qué importancia tiene el manifestante pacífico en la película?
A. K.: A través de esta película he llegado a comprender la amenaza que supone un manifestante pacífico para cualquier gobierno. Y cada vez que veo cómo se retrata a los manifestantes pacíficos en las noticias y la sucesión de acontecimientos, me parece que el gobierno sigue una especie de manual. Primero, tiene lugar una protesta, después empiezan los saqueos y después los daños… Más tarde, la historia da un giro: “Ah, no son tan pacíficos después de todo; hay algunos terroristas y no podemos confiar en ellos”. Parece que todos los gobiernos han aprendido este manual, una manera de deslegitimar al manifestante pacífico, que es el que dice: “Esto es muy injusto”.
(Traducción del inglés)