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España

Nuria Giménez • Directora de My Mexican Bretzel

“No me siento cómoda en el mundo virtual”

por 

- Con su primer largometraje, My Mexican Bretzel, Nuria Giménez ha cosechado varios premios en distintos festivales, nacionales e internacionales. Ahora, por fin, estrena su documental en España

Nuria Giménez • Directora de My Mexican Bretzel
(© Pol Rebaque)

Cuando, en enero pasado, empezaba a caminar la película My Mexican Bretzel [+lee también:
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conversamos con Nuria Giménez, que debutaba con este particular y emotivo film. Ahora retomamos el diálogo: han pasado varios meses y el largometraje se ha convertido en una de las sensaciones festivaleras de 2020, hasta que este viernes, 11 de diciembre, se estrena en España.

Cineuropa: Justo hablamos antes de la pandemia, que pilló de lleno al documental en su recorrido por los festivales.
Nuria Giménez:
Totalmente, pero gracias a la plataforma Filmin ha llegado a mucha más gente de la que yo había pensado, y a raíz de ese éxito también entró Avalon como coproductora y distribuidora. Entonces sí, ha sido un año realmente intenso, pues todo lo que iba pasando era diferente a lo que había esperado.

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De todos estos certámenes, presenciales y on line, ¿cuál es el premio y el festival que más te ha fascinado?
El que más ilusión me ha hecho, aunque he celebrado todos ellos con mucha alegría, fue el del público del D’A de Barcelona, pues me emocionó especialmente: se fue recomendando de una persona a otra, lo cual me sorprendió muchísimo, porque no me lo esperaba. También acabo de ganar el del festival Mannheim-Heidelberg [leer más] y no me lo creía: ha sido la bomba, porque es un certamen súper potente. Me he puesto a llorar de emoción en las dos ocasiones. Durante estos meses he trabajado mucho en cosas relacionadas con la película: al ser muchos festivales virtuales, te piden también vídeo de presentación, charlas on line, enviar trozos de vídeo, etc…

De alguna manera entonces has estado viajando virtualmente por los festivales…
No, es una depresión hacerlo así: estoy agradecida de que los festivales se hayan seguido haciendo, porque imagino que ha sido un reto complicadísimo para todos los equipos, pero no tiene nada que ver. La Viennale fue el último festival al que pude acudir físicamente y qué diferencia… lo disfruté muchísimo. Imagino que a ti, como periodista, te pasa algo parecido cuando no sales de tu ciudad; y en el mundo virtual no me siento cómoda, porque no es lo mismo que estar allí presente y con la gente.

También los periodistas extrañamos desde casa ese calor y las reacciones del público.
Exactamente, porque aunque los coloquios con los espectadores sean virtuales, no tienen nada que ver… Y lo que dices: el calor humano, y poder tomar luego algo con la gente y comentar la película. Todo ese intercambio se pierde. Por eso el festival de Viena lo disfruté muchísimo. Es una lástima: a ver si pronto aquello puede volver.

¿Qué feedback te ha llegado de la gente: qué ha sido lo más bonito que te ha dicho el público del documental?
Cosas bellísimas y mucha gente agradecida. Lo que más me ha gustado son las interpretaciones que cada persona ha hecho de los huecos que hay en la película y que yo no he rellenado, que están ahí para ser llenados. Y hay interpretaciones que me parecen preciosas: hace unos días, una chica hablaba de la frase sobre la muerte dulce del escritor que aparece en la película, Kharjappali: todo se mueve a tu alrededor, pero tu mente se queda ausente, y Vivian dice que le pasa lo contrario, que ella se mueve y alrededor todo se queda quieto. La espectadora hablaba de que eso tenía relación con el filmar: esa muerte dulce. Como ésta ha habido mil interpretaciones, como también las hubo del título: por ejemplo, que el bretzel tiene forma de corazón y, como tiene tres agujeros, simbolizaba el triángulo de la película. Un montón de ideas e interpretaciones, y aspectos con los que la gente ha conectado a nivel personal o con los que se ha identificado, sobre todo con el personaje de Vivian. Y luego a Kharjappali le han salido algunos fans…

Sí, My Mexican Bretzel es una película que invita a interpretaciones, viendo una persona cosas que no ve otra…
Eso me parece maravilloso: la parte invisible que cada uno pinta del color que quiere, y eso me encanta. Uno aprende o se inspira con lo que los otros han visto. También ha tenido un público muy heterogéneo y de edades distintas: de repente, se identifica con el personaje de Vivian gente muy joven y eso me hace ilusión.

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