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Italia

Alessandro Grande • Director de Regina

“Cuanto más grande es el problema para un joven, más potente es el alivio cuando se resuelve”

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- El director nos habla sobre su primer largometraje, presentado el pasado noviembre en el 38° Festival de Turín, y ahora ganador del premio a Mejor ópera prima en Olbia Film Network

Alessandro Grande  • Director de Regina

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, de Alessandro Grande, la única película italiana en competición durante la última edición (online) del Festival de Turín, acaba de ganar el premio a Mejor ópera prima en el Olbia Film Network, entre otros reconocimientos. Nos reunimos con el director en la ciudad sarda para hablar de su película, protagonizada por Ginevra Francesconi y Francesco Montanari en los papeles de un padre y una hija separados por un trágico incidente.

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Cineuropa: El tema de Regina, la desaparición de la figura paterna y su función educativa, es muy actual. ¿Qué te llevó a abordar este asunto?
Alessandro Grande: Hoy, más que nunca, mi generación tiene problemas para hacerse cargo de sus propios riesgos y responsabilidades, por lo que la siguiente generación, sin guías ni puntos de referencia, se comporta de una forma disparatada. Después de leer muchos libros y ver películas, mi coguionista Mariano Di Nardo y yo nos dimos cuenta de que había que abordar este tema. Un ensayo en particular, The Telemachus complex, de Massimo Recalcati, nos convenció. Trata sobre la figura paterna, pero también sobre la necesidad de que los jóvenes reconozcan a un padre autoritario que les aporta educación y orden, y les dice lo que está bien y lo que está mal.

Partiendo de una situación inicial casi simbiótica, padre e hija acaban alejándose.
Recalcati también habla de la necesidad de perderse para reencontrarse de nuevo, y en la película ocurre eso: los dos personajes están muy unidos hasta cierto punto, pero este trágico acontecimiento saca a la luz ciertas fisuras que antes no se apreciaban. El padre tiene miedo de perder a su hija y finge que no ha pasado nada. Sin embargo, la chica está afectada por lo ocurrido y por el hecho de no tener a su lado a alguien capaz de guiarla. Comienza a hacer todo tipo de cosas, incluso locuras, porque no lo está manejando bien y no sabe cómo resolver un problema que los adultos sabemos que no tiene solución. Los dos empiezan a distanciarse, luego se reencuentran y ambos crecen gracias a esta separación.

¿Cómo trabajaste con los actores para conseguir que la relación entre Regina y su padre resultase creíble?
Asumí grandes riesgos para ser una ópera prima. En primer lugar, le confié un papel muy complejo a una chica de solo 16 años, por lo que el éxito de la película recaía sobre sus hombros. Además, quería rodar tomas largas, sin cortar nunca, y ya estaba pensando en el montaje durante la grabación, ya que la historia tenía que contarse de esta forma para que el público empatizara con Regina. Y luego estaban las condiciones meteorológicas: rodamos durante el invierno, en Calabria, en un territorio montañoso donde algunos días hacía tanto frío que era difícil hablar. Había una serie de razones por las que teníamos que llegar al plató lo más preparados posible. Con Ginevra, el proceso empezó un año antes porque no sabía cantar ni tocar, y en la película interpreta a una música. Asistió a clases de guitarra y canto, y tocó las canciones en directo en la película. Ensayamos mucho, hablamos de los personajes en profundidad, y Francesco demostró ser muy abierto ante esta forma de trabajar. Mi método también consiste en llegar a conocer a los actores, ya que cada uno reacciona de forma diferente ante los problemas y las situaciones. Si lo sabes, puedes manejarlos mejor.

Incluso en su cortometraje, que ganó el premio David di Donatello en 2018, la joven actriz tenía que enfrentarse a algo que era mucho más grande que ella.
En Bismillah, era una niña de apenas 10 años que tenía que asumir una enorme responsabilidad: decidir si informar o no sobre la enfermedad de su hermano, con el riesgo de tener que volver al infierno del que habían escapado. Regina es delgada, frágil, transmite la sensación de ser un ser humano al que habría que proteger. En cambio, debe crecer rápidamente debido a un episodio que la marcará para siempre. En ambos casos, el punto de vista de una niña o una chica joven adquiere un valor más significativo que el de un adulto. Cuanto más grande es el problema para un joven, más potente es el alivio cuando se resuelve.

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(Traducción del italiano)

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