12/07/2021 - CANNES 2021: El cineasta francés explica la génesis de su primer largometraje, desvelado en la Quincena de los Realizadores

El primer largometraje de Vincent Maël Cardona, Les Magnétiques [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Vincent Maël Cardona
ficha de la película], gira en torno a la energía de la juventud de dos hermanos muy unidos, pero muy diferentes, en tiempos de radios libres, estrenado en la 53ª Quincena de los Realizadores del 74º Festival de Cannes.

Cineuropa: Les Magnétiques empieza el 10 de mayo de 1981. ¿Por qué quisiste sumergirte en el inicio de los años 80?
Vincent Maël Cardona: Yo nací casi junto con el primer fotograma, por lo que es una película sobre el mundo que nos ha visto nacer, con un momento de báscula política bastante claro que es la llegada de la izquierda al poder. Una ruptura seguida de un cambio radical dos años después con la vuelta del rigor. Somos un grupo de seis guionistas nacidos a principios de los años 80 y nos interesa este cambio. Lo que descubrimos es que pasaba algo raro. Entre finales de los años 70 y principios de los años 80, en la escena artística y cultural, se produce una explosión de grupos de rock, proyectos y radios, que suponen una ruptura con respecto a los hermanos mayores del 68; la impresión de que no se va a cambiar el mundo, de que ellos lo intentaron y no lo consiguieron, y que lo importante es el aquí y el ahora. Tocamos la guitarra, aunque no sepamos hacer música, cogemos los micrófonos, gritamos y hacemos una fiesta. Nos parecía que esta actitud, etiquetada por algunos como No Future, estaba de actualidad y que era una especie de vanguardia que se encontraba archivada en el sonido, en las grabaciones de la época, y que decía mucho de nuestro mundo actual donde la dimensión No Future se hace evidente bajo los efectos de la crisis ecológica que es, de hecho, una crisis del antropoceno, de nuestro lugar, de nuestra relación con el espacio y el tiempo.  

¿Cómo llegaste a esta historia sobre dos hermanos?
Había que dar forma a estas grandes ideas y decidimos enmarcarlas en una historia bastante normal, en un garaje, en la provincia, con dos hermanos que viven con su padre. Una historia individual, una ruptura, un cambio en el mundo, un cambio de rigor íntimo podría generar una historia más grande, que fuese la metáfora de un pensamiento sobre un cambio del mundo. Era la apuesta de esta película. Y eso funciona debido al poder poético que tiene el cine de ofrecer una experiencia dichosa, en una intensificación emocional de la vida.

La película mezcla muchos géneros.
El trabajo del contraste me interesa: encontrar el equilibrio en el desequilibrio y tratar situaciones graves a través de la comedia, situaciones más ligeras de forma natural, mezclar las risas y las lágrimas, el silencio y los momentos de furor, de ruidos y de sonidos muy claros, la luz y la parte más oscura de la noche de la película. Para evocar esta época, pues es una película de época pura, la reconstruimos con el interés de encontrar la nota justa en una contradicción entre un anclaje terreno de los decorados, de la vestimenta, de los personajes, y una especie de pátina un poco onírica, intemporal.  

Libertad anárquica de la radio y uniforme del servicio militar, pequeña ciudad de provincia francesa y una capital como Berlín, dos hermanos muy diferentes: una película llena de polaridades.
También está la historia del Muro de Berlín, que escenifica estos dos mundos del antiguo mundo. Pero, sobre todo, está la relación con el mundo analógico, el mundo de ayer, ese mundo perdido, el tiempo de los K7, de las cabinas telefónicas, ese donde los chicos hacían el servicio militar. La película reflexiona sobre esta polaridad porque casi todos nosotros venimos de un mundo analógico y, sin embargo, podemos ver que estamos en otro mundo que no tiene nada que ver, digital, comprimido, desconectado, que nos plantea un cierto número de desafíos y de preguntas cuya respuesta desconocemos y donde estamos atrapados en una especie de confusión. La apuesta es que es interesante tomar consciencia de este cambio y observar la actitud, la energía, los afectos de las últimas generaciones del mundo analógico, que yo llamo los magnéticos, y lo que tienen que decirnos sobre nuestro mundo actual.

(Traducción del francés)