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PALIĆ 2021

Zrinko Ogresta • Director de A Blue Flower

"Nadie podría ser un buen director sin ser un voyeur"

por 

- El cineasta croata habla sobre su película y su retrato de la poca expresión de las emociones en los Balcanes

Zrinko Ogresta • Director de A Blue Flower

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, el octavo largometraje de Zrinko Ogresta, tuvo su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de Moscú y actualmente se está proyectando en la Sección Oficial del Festival de Cine Europeo de Palić. El cineasta croata nos habla sobre la femineidad de la película y la dificultad entorno a expresar los sentimientos en los Balcanes.

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Cineuropa: A Blue Flower retrata a tres mujeres, representando tres generaciones diferentes. ¿Cómo es que un director, hombre, decide hacer una película tan centrada en la mujer?
Zrinko Ogresta: La mujer que hay en mí es muy fuerte, y esta no es la primera vez que lo dejo claro en una película. Cuando hablo del lado femenino, hago alusión a las emociones y mi forma de entender que uno no debe reprimir sus emociones y no expresarlas. Mi anterior trabajo, On the Other Side [+lee también:
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, también retrata una mujer protagonista compleja. Ahora me doy cuenta de que, hasta ahora, la mayoría de mis trabajos han sido protagonizados por mujeres, pero mi próxima película, si la hay, se centrará en un hombre.

La trama se centra en las relaciones entre una abuela, una madre y una hija, y lo que llama la atención es que su forma de comunicarse consiste, en gran medida, en ser duras las unas con las otras.
Este es un modelo de conducta muy frecuente en nuestra región de los Balcanes. De hecho, este fue mi punto de partida, la razón por la que quise hacer A Blue Flower. Por aquí, nunca se dicen en voz alta las cosas que realmente importan. El auténtico cariño solo se verbaliza en el último episodio de la película, y sucede en la imaginación de la protagonista. Madre e hija nunca dicen “te quiero” aunque, obviamente, se quieran mutuamente.

¿Qué explicación encuentras tú para esto?
Probablemente, el patriarcado, que prevalece en los Balcanes, tenga mucho que ver. Aunque no tiene por qué ser únicamente algo negativo. Hoy en día, está muy de moda hablar negativamente sobre estas típicas insinuaciones que vienen de nuestra zona. Y si algún día llego a profundizar en el tema del patriarcado, preferiría hacer hincapié en sus puntos positivos, como en los valores familiares, el compromiso y la devoción por una sola mujer, la responsabilidad por los hijos… Esas son virtudes que surgen en marcos patriarcales y que parecen estar desapareciendo últimamente.

Pero en A Blue Flower vemos, sobre todo, las consecuencias negativas del comportamiento autoritario patriarcal.
¡Por eso hice esta escena final! Para mostrar, aunque de forma fantasmagórica, que los sentimientos cálidos están ahí, incluso a pesar de que no se expresen.

La narrativa no se basa en acciones dinámicas, sino más bien en frecuencias emocionales y en el silencio que lo dice todo sin necesidad de palabras.
Tu observación es muy correcta. La percepción oriental de A Blue Flower tiende a ser más cercana, por lo general, de lo que yo pretendía insinuar. La película tuvo una muy buena acogida en Moscú, por ejemplo. Me atrevería a decir que probablemente se deba a que el público de Europa del Este es más propenso a temas más profundos, que invitan a reflexionar. Todavía no he mostrado la película en el oeste, pero algunos ya la han visto y puedo ver la diferencia en su interpretación: ellos mismos se agotan a nivel de la trama.

¿Cómo escogiste a las actrices? Para una trama como esta, es muy importante que interactúen bien entre ellas.
Por supuesto, empecé por escoger las actrices para el papel de la protagonista, Mirjana. Y me decanté por Vanja Ćirić, ya que siempre intento dar a conocer caras nuevas. Aunque ya tenga los cuarenta, es su primer papel en una película, puesto que es una actriz de teatro. Pero he estado siguiendo su carrera profesional desde que era una estudiante y siempre supe que, algún día, trabajaría con ella. Su selección implicó el apego de las otras dos actrices. Para la abuela, Violeta, escogí a Anja Šovagović-Despot. Se suponía que sería más mayor en según el guion, ya con ochenta años, pero decidí que el personaje fuese más joven para que el público no pudiese predecir el final y para que el personaje no perdiese su aspecto autoritario y su influencia sobre Mirjana. La actriz más joven, Tea Harčević, es una estudiante de la Academia de Arte Dramático de Zagreb. Iba a la academia para espiarla y observar sus movimientos, su comportamiento, sin que ella supiese que yo estaba allí, ya que quería un aporte auténtico. Al fin y al cabo, ¡uno no puede ser un buen director sin ser primero un buen mirón! (se ríe)

¿Y qué nos dices del símbolo de la flor azul? En la cultura romántica occidental, simboliza la esperanza y la belleza, ¿pero le has querido que cobre algún otro sentido en particular?
A priori, no quería darle ningún significado simbólico. No puedo explicar su presencia en la película, pero ahora que lo pienso, representa la belleza, algo que generalmente relaciono con las mujeres. Por eso, en la escena en la que aparece, la rival de Mirjana le está dando esta flor.

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(Traducción del inglés por Nuria Olivas Varela)

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