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CANNES 2022 Un Certain Regard

Romane Gueret y Lise Akoka • Directoras de Les Pires

"Queríamos hablar sobre todo sobre el encuentro entre dos mundos tan opuestos"

por 

- CANNES 2022: El dúo de cineastas habla sobre el dispositivo de su primer largometraje a la altura de la mirada de los niños y de su trabajo con ellos

Romane Gueret y Lise Akoka • Directoras de Les Pires
(© Eric Dumont)

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entrevista: Romane Gueret y Lise Akoka
ficha de la película
]
, el primer largometraje de las francesas Lise Akoka y Romane Gueret, se ha estrenado en 75º Festival de Cannes, en Un Certain Regard.

Cineuropa: ¿De dónde surgió la idea del dispositivo de rodaje de una película dentro de la película y con actores no profesionales?
Romane Gueret: Con Lise, nos conocimos hace siete años en el casting de una película. Lise era directora de casting y yo hacía unas prácticas. Fuimos a conocer niños en el norte, en la zona minera y tuvimos la idea de hacer un cortometraje que cuestionara la práctica del casting salvaje. Ese corto, Chasse royale, fue seleccionado en la Quincena de los Realizadores. Nos apasionaba hablar de lo que conocíamos, y luego quisimos abordar el tema de la creación de una película, contar la historia de un rodaje.

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Los jóvenes protagonistas proceden de barrios difíciles y la película dentro de la película insiste en este aspecto. ¿Por qué erais sensibles al tema?
Lise Akoka: Hemos hecho muchos castings salvajes y entrenamiento de niños para películas, a menudo íbamos a buscarlos a barrios de clase trabajadora. Ya nos habíamos planteado la responsabilidad de ir a buscar niños que no nos han pedido nada, que no tienen un interés particular en ser actores y que evolucionan en esferas muy alejadas del mundo del cine. ¿Cuáles son los límites? Reflexionar también sobre esa fascinación recurrente del cine de autor por los niños de los barrios, preguntarnos de dónde viene. Y dar la palabra a estos niños, mientras nosotros nos quedamos en nuestro lugar de adultos procedentes de entornos más privilegiados de las grandes ciudades. No se trataba solamente de que lo contaran ellos a través de una historia exhaustiva de quiénes son y lo que sienten, sino hablar del reencuentro entre estos dos mundos donde se oponen muchas cosas (la edad porque se trata de adultos y niños, y la procedencia social): preguntarse si era posible un verdadero encuentro y lo que implicaba.

¿Cómo encontrasteis el equilibrio entre la parte del rodaje y su vida de jóvenes fuera de él, sobre todo la mirada de su barrio hacia su nuevo estatus?
R. G.: A través de un largo trabajo de guion. No queríamos contar solamente la historia de un rodaje. Lo que más nos interesaba era hacer una película a la altura de los niños, de sus propias emociones. Aunque hay algunos personajes adultos, están en segundo plano. Hay una primera capa más enfocada en los niños, en lo que viven durante el rodaje y fuera de él (con todo lo que eso implica en el barrio, en sus familias, con sus amigos, la cuestión de la reputación en un barrio pequeño), y algunas escenas de rodaje que nos permitían contar alguna cosa muy concreta sobre la puesta en abismo y sus relaciones. Pero eso también fue un gran trabajo de montaje y la película se reescribió en ese momento.

Evitáis cuidadosamente el maniqueísmo en cuanto a la mirada que podemos tener hacia estos niños que se han embarcado en el rodaje de una película. Para algunos, daña la imagen del barrio, para otros es una oportunidad.
L. A.: No queríamos dar respuestas totalmente optimistas ni completamente desencantadas a esa pregunta, sino más bien preguntarnos qué impacto puede tener el cine sobre cada uno de estos niños. Pues no hay un niño genérico, funciona en algunos a quienes cambiará la vida, otros incluso van a encontrar una profesión, una vocación. La escena con las educadoras del barrio muestra una divergencia en los intereses, pero nosotras queríamos incluir todos los puntos de vista. Lo que busca el arte, no es lo mismo que busca el mundo social, pero ambos tienen un valor y deben existir.

R. G.: Esperábamos que eso pudiera abrir horizontes, aunque sea una pequeña piedra en un momento, en una vida. Pero eso habrá tenido al menos el mérito de existir.

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(Traducción del francés)

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