26/05/2022 - CANNES 2022: Hemos hablado con la directora alicantina sobre su ópera prima, mientras los cuentos de su infancia aún siguen sonando en sus oídos

(© Laia Lluch)

El tiempo pasa lento en un pequeño pueblo del sureste de España, como su río. Aunque ahora está calmado, la gente todavía le teme, contando historias de una novia que fue secuestrada por sus caprichosos torrentes. En la película El agua [+lee también:
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entrevista: Elena López Riera
ficha de la película], presentada en la Quincena de Realizadores de Cannes, las viejas historias se unen a la realidad y ya no se pueden separar. La directora Elena López Riera nos cuenta más.

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Cineuropa: Estas historias relacionadas con el agua que se cuentan en la película ¿las inventaste tú o creciste escuchándolas?
Elena López Riera: En la película, una de las mujeres con las que hablo es mi madre, aparecen también mis vecinos y mis primos. Estas mujeres fueron las que me criaron, ellas me contaron estos mitos y estas historias sobre el agua. En nuestra vida cotidiana, había diferentes tipos de pensamiento mágico. Es una de las razones por las que un día decidí hacer películas. Estas mujeres narraban su vida cotidiana de una forma tan apasionada… Recuerdo que mi abuela me hablaba de maldiciones o de rituales que se hacían en lugar de ir al médico. Además, siempre se mezclaba con temas extremadamente mundanos, como por ejemplo con lo que íbamos a cenar esa noche. Cuando crecí me di cuenta de que su vida era dura, trabajaban y cuidaban de todos. Necesitaban algo más, algo más allá de eso.

¿Tal vez por eso algunas personas necesitan la religión?
O la astrología. En toda sociedad, ya sea en Londres o en Madrid, la gente necesita algún tipo de magia, algo en lo que creer. Puede ser yoga o cualquier otra cosa, cada uno elige en qué creer. Y más después de la pandemia que hemos vivido. Necesitamos explicaciones que la ciencia no puede darnos. También, y se puede ver esto en El agua, estaba obsesionada con esta leyenda en particular, con esta novia, el agua y las mujeres. ¿Por qué todas estas creencias y cuentos giran siempre en torno a los cuerpos femeninos, su deseo y su libertad?

Como resultado, creces con miedo. Si no lo sientes, otros se encargarán de que lo hagas. En tu película, al menos las mujeres saben de dónde puede venir el peligro: directamente del río.
Es cierto, siempre hay una manera de infundirnos miedo. La sociedad no deja de decirte: “No hagas esto. No salgas de noche, no bebas, porque te van a violar”. Es omnipresente, este miedo a todo. Me rompe el corazón. Nosotras, las mujeres, lo interiorizamos en nuestra alma. Se convierte en nuestro legado. Me enfadé con mi familia por haberme criado así, pero ellos también fueron víctimas de esa forma de pensar. Sólo querían protegerme. Pero otras mujeres me dieron fuerza y gracias a ellas, me di cuenta de que no estaba loca y de que no era la única que a veces odiaba a su madre [risas]. Una de las principales razones que me llevaron a mostrar estas tres generaciones de mujeres fue mostrar que ese amor también puede ser violento.

También existe el sueño de escapar. Te preguntas por qué algunos no lo hicieron y si la generación más joven lo logrará alguna vez.
Yo también pensaba en ello, me preguntaba: “¿Acaso existen?” En un momento dado, me recordaron a las brujas o a los fantasmas. Intentan superar el “mal de ojo”, y se esconden dentro de su casa como si de un castillo se tratase. Pensaba mucho en [el western de 1954] Johnny Guitar, que es una de mis películas favoritas, que por cierto, está hecha por un hombre pero con un personaje feminista fascinante. Aquí ocurre lo mismo, no quería afirmar que las mujeres son buenas y los hombres malos. En mi película, estas mujeres siguen intentando estar con los hombres, y creen en el amor pero también están muy cansadas.

Cuando se muestra a gente más joven, parece haber un poco de cambio, algo de esperanza en el futuro. No están tan atascados en los roles de género.
No quería crear una gran narrativa sobre eso, simplemente están juntos. Es muy autobiográfico porque recuerdo lo importante que era pasar tiempo con tus amigos. Al crecer en un mundo misógino, hay formas de resistir, una de ellas es permanecer juntos. El amor es revolucionario, divertirse es revolucionario. Precisamente porque mucha gente quiere que te asustes. A veces, la mejor respuesta es: "Que os jodan; somos felices". La generación joven está tan orgullosa de sus cuerpos, yo por ejemplo solía avergonzarme tanto del mío que pasé la mayor parte de mi adolescencia encorvada. Por suerte los chicos de ahora también son muy diferentes, esa es la consecuencia de la cultura machista, que no sólo afecta a las mujeres.

¿Pensaste en el agua al estructurar la historia? Porque el río simplemente fluye, no te das cuenta de su movimiento constante.
Quería que la gente se dejara llevar por ese movimiento. Además, es como ese río contaminado: no será un viaje tranquilo. Habrá cosas con las que te cruces y habrá suciedad y tampoco estás seguro de dónde te llevará.

(Traducción del inglés por Ainhoa Seuret Manzano)