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VENECIA 2022 Orizzonti

Rachid Hami • Director de Una cuestión de honor

"Esto no va sobre el ejército contra una familia de árabes de los suburbios"

por 

- VENECIA 2022: El director descifra su segundo largometraje, una ficción inspirada en la muerte accidental de su propio hermano durante su formación como oficial de la armada francesa

Rachid Hami • Director de Una cuestión de honor

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, el segundo largometraje del cineasta francés Rachid Hami, se ha presentado en el programa Orizzonti de la 79ª Mostra de Venecia donde el director ya presentó su ópera prima, La mélodie [+lee también:
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, en 2017.

Cineuropa: ¿Por qué decidiste dirigir una película sobre un tema tan doloroso como la muerte de tu hermano?
Rachid Hami: Tenía la sensación de que había algo interesante que contar en el destino de mi hermano pequeño: la historia de un inmigrante argelino convertido en habitante de las afueras, alumno de la escuela militar Saint-Cyr y muerto por Francia, es también la historia de nuestro país, de Francia tal y como la conocemos hoy y con todo lo que la compone. Lo más importante era romper la imagen porque hace años que hacemos películas sobre los suburbios con personas que sueñan con dinero, poder, fuerza, y que idolatran la violencia. Tenía la oportunidad de ofrecer el testimonio de una parte muy silenciosa, muy mayoritaria en los barrios, porque es donde crecí, que sueña con el honor, la dignidad, la pertenencia, la integración, sin por ello negar sus orígenes o su religión. Sentía que tenía el deber de contar esta historia para ellos, y también para mi hermano: para decir que existen.

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¿Por qué decidiste no abordar el tema directamente –un enfrentamiento con los militares por el deceso y el entierro--, sino lidiar con eso mientras la película se centra en lo íntimo?
Cuando vives las cosas desde dentro, nada es blanco o negro, todo es muy matizado, muy complicado. No es el ejército contra una familia de árabes de los suburbios, no tiene nada que ver con eso. Yo no quería hacer una película contra nadie, no podía deshonrar a mi hermano y estar completamente en contra del ejército del que él formaba parte. Era una posición muy difícil, pues como en toda institución, en el ejército hay de todo, buenas personas y seres humanos detrás de cada uniforme. Aïssa formaba parte de esa institución y la familia Saïdi es una familia moderna. La madre es instruida, fuerte, no lleva un pañuelo en la cabeza, no es analfabeta. Al contrario, busca el honor y la dignidad para su hijo, y el hermano, Ismaël, también. Para este último, hay que hacer un balance de la vida. Y si yo decidí contar esta historia desde el punto de vista de Ismaël, también es por no traicionar a mi hermano; es ético.  

¿Cómo gestionaste la riqueza del guion: el tiempo presente que se agota, los flashbacks sobre la infancia en Argelia y sobre la estancia en Taiwán de Aïssa como estudiante y la visita que le hace Ismaël?
Fue la apuesta de la película desde el principio. Quería contar una película en tres tiempos para que se convirtiera en una epopeya. Cuanto más se pareciera a una epopeya, menos se parecería a una película lineal, frontal, contra el ejército; y la película se convertía en película a medida que entrábamos en la cabeza de los personajes, en la de Ismaël, en su pasado y en el de su hermano menor. Y también quería ofrecer a los espectadores una película de autor donde viviesen una aventura, más de lo que uno podría imaginar sobre la idea de base.

La ausencia está muy presente en la película, pero el protagonista es el hermano mayor, que hace un balance de sí mismo a través de su proceso de duelo.
Si hubiera hecho una película sobre Aïssa, hubiera traicionado a mi hermano. Es una búsqueda de la redención. Ismaël se enfrenta a sus demonios, a quién ha sido, a quién es, a quién no quiere ser y en quién quiere convertirse. Su camino, como el de su hermano, son dos espejos. Si Ismaël no hubiese ido a Taiwán, podría haber gestionado esta historia de una manera diferente, quizás no hubiera entendido lo que entendió en el tiempo presente de la historia. Pues él busca el perdón, el perdón de su familia, el perdón de la sociedad, el perdón de su hermano que está muerto.

La película es inevitablemente emotiva, pero eso permanece contenido.
Algunas películas me han servido de brújula, en especial las de Edward Yang con su distancia con respecto a los sentimientos. Personalmente, el romanticismo me echa del cine y esta idea de tratar los sentimientos más duros con una cierta frialdad me gustaba porque esa frialdad dejaba la posibilidad al espectador de sentir lo que quisiera.

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(Traducción del francés)

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